miércoles, enero 27, 2016

Hernando de Guzmán, Rector de la Universidad de San Marcos y del Seminario de Santo Toribio (1568-1638)

Se publicó en  "Hernando de Guzmán, Rector de la Universidad de San Marcos y del Seminario de Santo Toribio (1568-1638)". UKU PACHA Revista de Investigaciones Históricas, Lima Año 5. Nro. 9, Julio. 2006, pp.71-77


Una versión distinta: 2001. "Entre la Cátedra y el Altar:  la Universidad y el Seminario  en tiempos de Hernando de Guzmán" Revista Teológica Limense, Facultad de Teología Pontificia y Civil de Lima. Vol.XXXV, Enero-abril


HERNANDO DE GUZMÁN, RECTOR DE LA UNIVERSIDAD DE SAN MARCOS Y DEL SEMINARIO DE SANTO TORIBIO (1568-1638)

José Antonio Benito Rodríguez. Dr. de la Universidad de Valladolid (España), docente en la Universidad Católica "Sedes Sapientiae", Lima

 

            La Real Universidad de la Ciudad de los Reyes fue creada en mayo de 1551 a imagen de la de Salamanca, concediéndole en 1588 sus mismos privilegios y exenciones. En los 450 años de historia del alma mater sanmarquina brillan con luz propia muchos de sus catedráticos. Los Padres Dominicos la fundaron, las Órdenes Religiosas dieron sus catedráticos más importantes, y profesionales católicos proyectaron sus mejores energías desde los postulados de una sana armonía fe-razón y compromiso con el Perú. El segundo prelado de la arquidiócesis, Toribio Alfonso Mogrovejo (1536-1606), crisol de lazos solidarios[1], tuvo un cuidado solícito con la naciente Universidad como demuestra su aporte a través de rectores y profesores, métodos y proyectos. Tal sucedió con Hernando de Guzmán, tres veces rector de San Marcos y primer Rector del Seminario de Santo Toribio, y del que se ofrecen algunos aspectos de su biografía y su declaración en el proceso de beatificación del segundo prelado de Lima.

 

            A LA SOMBRA DE SANTO TORIBIO

            Por una carta del Prelado Mogrovejo, desde Los Andajes, 13 de marzo de 1589, en respuesta a una Real Cédula de Felipe II, se constata su preciso seguimiento de la Universidad. Le parece que la Facultad de gramática está bien dotada con las tres cátedras de menores, medianos y mayores, y por disponer del Colegio de la Compañía de Jesús. La de artes estaría necesitada de una cátedra con el fin de dar abasto en los tres años preparatorios de la Teología, que "es la orden, que si bien me acuerdo, se tiene y guarda en Salamanca". La facultad de Teología dispone de cuatro cátedras: Prima, Sagrada Escritura, Vísperas y Casos de Conciencia, que le parecen suficientes si se complementan con los colegios de la  Compañía y de Santo Domingo. La mayor necesidad la representa la Facultad de Cánones y Leyes, pues sólo ha habido dos de Prima con título de vísperas y necesitaría otras tres cátedras más con el fin de que "se leyesen de ordinario seis lecciones, que es una menos de las que los estudiantes curiosos y diligentes suelen oír en Salamanca". Acerca de los salarios cree suficiente con mil pesos ensayados las de prima, quinientos las de víspera y cuatrocientos las dos menores. Una nota muy humana cierra su informe: "como son personas legas las que han de regir estas cátedras y por la mayor parte casados y gente de familia, tienen necesidad de más ayuda".

Toribio Alfonso Mogrovejo, sobrino del catedrático salmantino, Juan de Mogrovejo, bachiller por Valladolid y licenciado por Salamanca y Santiago de Compostela; conocedor además del mundo universitario de Coimbra (Portugal), levantará en Lima el Colegio Seminario dedicado a Santo Toribio de Astorga, así como el Colegio Mayor de San Felipe, los dos con el patrón de los Colegios Mayores salmantinos.

Francisco Echave y Assu en su obra La estrella de Lima convertida en sol (Amberes, 1688) nos recoge el rol seguido por la Universidad en la beatificación de Mogrovejo. Le tocó predicar al Padre maestro Fray Juan de Francia y Sanz, OP, doctor y catedrático de prima de teología moral, quien se pregunta acerca de los "queridos hermanos de Toribio" y responde: "¿Quiénes han de ser sino los doctores, los maestros y todo el claustro junto de esta insigne Universidad de los Reyes, porque si Toribio sólo era una Academia entera de humanas y divinas letras y en ellas fue parto fecundo de la siempre famosa Universidad de Salamanca, por cuyo título en su insigne Colegio de San Salvador de Oviedo participa el privilegio apostólico de decir Misa y oficios de tan bien logrado hijo suyo...Y si nuestra dos veces Regia Universidad de Lima es también hija legítima de la de Salamanca, y como tal heredera de sus mismos privilegios, según se expresa en la colocación de nuestros grados; bien se sigue que Toribio y nuestro Limano claustro de Maestros y Doctores, son hermanos uterinos hijos de una madre misma y como a tales nos toca en Toribio la especialidad de su fraternal amor: Hic est fratrum amator, y en nosotros la debida correspondencia a celebrar así sus glorias y nuestra dicha para su mayor firmeza".

Años atrás, don Diego de León Pinelo, hermano del célebre primer biógrafo de Santo Toribio, bachiller por Salamanca, y luego estudiante, catedrático y rector (1656-8) de San Marcos, escribió un alegato apologético en defensa de la Universidad de San Marcos en 1648. que revela el habitual sentimiento de los universitarios salmantinos y sanmarquinos; el autor lo coloca al final de la obra y se refiere a la Virgen Inmaculada como quien "perfecciona las obras de los doctores [...] preside la Teología, los sagrados libros, la Jurisprudencia, la Filosofía: ella que presidió aquel divino Colegio de los Apóstoles"; y concluye: "¡Oh María, que doquiera eres María, doquiera piadosa, doquiera misericordiosa, guárdanos, dirígenos, para que cada día florezca nuestra Academia, que más bien es tuya, a la cual proteges como Señora del mundo y de los cielos".

Al ver esta muestra de religiosidad en este eximio rector, no nos sorprende que en las Actas del Cabildo Catedralicio de Lima de 17 de enero de 1733, seis años después de la canonización de Santo Toribio, se consigne que la Universidad de San Marcos le otorga el doctorado póstumo honoris causa para lo cual otorga como limosna 693 pesos y 3 reales.

Alrededor de un astro de primera magnitud giran planetas y satélites de no menor importancia. Sucede en el cosmos y en la vida del ser humano. Tal es el caso del segundo arzobispo de Lima, Toribio Alfonso Mogrovejo, a quien el año de1683: con motivo de su beatificación, su biógrafo F.A. Montalvo –en sintonía con el estilo barroco al uso- le impondrá el título de  "El Sol del Nuevo Mundo" y años más adelante, en 1688, F. Echave y Assu le bautizará como "La Estrella de Lima convertida en Sol sobre sus tres coronas". Doscientos años más tarde, en 1899 se reunían en Roma, por vez primera en toda su historia, obispos de Latinoamérica, con el deseo de preparar el nuevo siglo cristiano de América. A la hora de redactar las Actas, no dudan en colocar en primer lugar la fórmula de consagración al Corazón de Jesús, proclamando enfáticamente a santo Toribio Alfonso Mogrovejo como el "Astro más luciente del episcopado del Nuevo Mundo", reiterando en la conclusión de la consagración: "Tú más que ninguno, acuérdate de nosotros, oh Toribio bendito, ejemplo y esplendor sin igual de Prelados y Padres de Concilios".

Ya en nuestros días, el Dr. José Agustín de la Puente Candamo, Presidente de la Academia Nacional de Historia del Perú, en el magno congreso sobre  la  "Historia de la Evangelización de América" convocado y organizado por la  Pontificia Comisión para América Latina, en la Ciudad del Vaticano, en 1992, con motivo del V Centenario de la Evangelización de América, aquilata las facetas y la trascendencia del personaje en la formación del Perú:

 

"La mejor organización de la vida de la Iglesia, el conocimiento de la realidad del Perú, la permanente preocupación por la evangelización del hombre andino, la enseñanza de su vida ejemplar, son algunos de los planos que nos permiten descubrir el vínculo profundo entre Toribio de Mogrovejo y el Perú. Es el gran educador del hombre de la sociedad peruana...uno de los grandes forjadores de la nacionalidad [...] uno de los artífices de la nueva sociedad (peruana)[...]La obra de gobierno de Toribio de Mogrovejo, la afirmación y defensa de sus derechos y obligaciones, su apostolado con los indios y la defensa del hombre nativo como persona humana que es, todo esto es posible, como el esfuerzo singular de las 'visitas'por la calidad humana y la santidad de vida del Arzobispo de Lima.Toda su obra muestra y es fruto de su vida y de su virtud. Austero, alegre, sobrio, caritativo, penitente, cumplidor, minucioso del deber, generoso, ganaba el corazón de los hombres y comunicaba el amor a Dios"[2].

 

HERNANDO DE GUZMÁN[3]

Fue el primer rector del Seminario, con sólo 25 años de edad, Hernando de Guzmán. Nacido en 1568, en Lima, se desempeñaría en el cargo de rector del Seminario por más de 40 años, siendo sustituido solamente con ocasión de sus tres investiduras como rector en la Universidad de San Marcos, en los años 1608, 1624 y 1633. Como vivió 70 años y desempeñó el cargo de rector del Seminario por más de 40 años, su vida estará muy próxima a los cinco arzobispos que rigen la diócesis en este periodo: Mogrovejo, Lobo Guerrero, Arias Ugarte, Ocampo y Villagómez.

Estudió en el Colegio de San Felipe y San Martín de los Padres Jesuitas, parece que cursó algunos años en España y se graduó en Cánones en la Universidad de San Marcos. El 15 de septiembre de 1590 lo vemos junto al bachiller presbítero, Juan Pérez de Bocanegra, acordando que la cátedra de Gramática, de Mínimos, sería regentada por él como sustituto[4] y percibiría como estipendio la mitad de la renta de 50 pesos ensayados y marcados, a razón de 300 al año; al pasar las cátedras a manos de los Jesuitas, estos maestros, Bocanegra y Guzmán, fueron los últimos en regentarlas. Si aceptamos la fecha de fundación de 7 de diciembre de 1591, por ser ésta la de nombramiento de Fernando de Guzmán como primer rector, concluimos la audacia de Mogrovejo al apostar por un jovencísimo sacerdote para cargo tan trascendental. A pesar de la juventud, mostró siempre una gran madurez, de este modo -como recoge un L. Eguiguren- "por ser persona en quien concurren las cualidades que se requieren para la solicitud y secreto del cargo se le designó familiar de la Inquisición"[5]...

En 1595 era canónigo de la catedral. Catedrático de San Marcos, será el décimo quinto de los rectores desde el 30 de junio de 1608 El 26 de marzo de 1618 será uno de los 75 testigos que declarará en el proceso ordinario de beatificación de Santa Rosa de Lima[6]. No tiene reparo en afirmar que "fue con el Cabildo de la Santa Iglesia Catedral a hacer el entierro de la bendita Rosa, en casa del contador Gonzalo de la Maza, donde estaba; y vio tan grande tumulto de gente que entraba y salía, a ver y venerar el bendito cuerpo de la sierva de Dios, que apenas pudieron entrar a hacer el entierro…Estaban todas las calles y ventanas y balcones de ellas llenas de gente, que fue uno de los mayores concursos que este testigo haya visto en toda su vida…Fueron el entierro y honras los más solemnes y suntuosos que haya visto en toda su vida y era todo debido a la grande opinión de la santidad de esta bendita virgen".

En 1618 era racionero de la Metropolitana. Para 1624, año en que volvió a ser designado Rector de la Universidad por segunda vez, ejercía de Maestrescuela de la Catedral. En este cargo, le tocará suplir al nuevo Prelado Hernando Arias de Ugarte, el  7 de febrero de 1630, para  tomar  posesión del arzobispado "y llevó muy lucido acompañamiento y hubo muy grande repique de campanas, a las cinco de la tarde, y a la noche hubo muchos fuegos y luminarias"[7].En 1631 fue uno de los que promovió la información de méritos y virtudes de Santo Toribio. Fue Prefecto de la Congregación de sacerdotes que existía fundada en la Compañía de Jesús. Con motivo de este nombramiento, el 23 de noviembre de 1631, fiesta de la Presentación de la Virgen, se celebró una misa cantada en la iglesia de la Compañía, que contó con la predicación del canónigo Zorita[8].  Dos de sus hermanos fueron también sacerdotes. Su familia actuó en forma muy movida en los primeros años de la conquista.

           

Tanto en el Archivo del Seminario como en el del Arzobispado de Lima se guardan numerosos documentos que nos muestran los diversos ministerios de su cargo. Algunos pormenores de su actividad cotidiana serán los de procurar comida, ropa, y medicamentos para sus seminaristas.[9] Abundan los reclamos de los prestamistas por lo que la situación económica no parece que fuese muy boyante. Así lo vemos en el caso de Francisco de Prado, mercader, que reclama 572 pesos y medio de a ocho reales de mercaduría que ha hado por 18 libranzas del rector Hernando de Guzmán para ropa de los seminaristas: jergueta, para loba, sobrepellices, bonetes, para altares del Corpus. Lo mismo sucede con la "Relación y cuenta de las hechuras de ropas y vestidos que se han hecho por Mateo Sánchez para los colegiales del seminario de Santo Toribio siendo rector el bachiller Hernando de Guzmán, principiadas hacer desde 20 del mes de mayo de 1607". O, el reclamo de Antolín de Reynoso, en nombre de "Francisco Martín de Reyna y por su poder, por lo dado de su  botica para los enfermos del Colegio Seminario, según la tasa del médico Dr. Francisco de Figueroa, 308 p de a 8 r. Las medicinas que han llevado para los enfermos por firmas del Sr. Lic. Hernando de Guzmán, Rector, hasta 4 de junio de 1612: basilicones, trementina, azúcar, vino, lamedor... Bernabé Cobo diseña el perfil del rector de los primeros tiempos: "Tiene el gobierno y administración de este colegio con título de rector un clérigo que pone el arzobispo, que siempre se procura sea de vida ejemplar, de quien se pueda fiar la institución, en recogimiento y buenas costumbres, de la juventud que aquí se cría"[10].

En 1633, ocupa la más alta dirección del alma mater sanmarquina, y el claustro de profesores le hará el paseo acostumbrado por el nombramiento del nuevo Rector[11]. Simultáneamente se desempeñará en la chantría de la Catedral y como Provisor y vicario general del arzobispado de Lima[12].  Le tocó actuar como Juez en un juicio de residencia tomada al célebre Dr. Feliciano de Vega, a la sazón Tesorero del Cabildo, y futuro arzobispo de Popayán.

Parece que el 19 de noviembre de 1636 amaneció muy enfermo pues le "sacramentaron" y llevan el Santísimo Sacramento "y haciendo oficio de cura el señor Arzobispo (Hernando Arias Ugarte), acompañado de su cabildo eclesiástico"[13]; muestra del prestigio que disfrutaba en la plenitud de su vida. No se restablecerá más de su salud, pues muere el 3 de diciembre de ese mismo año. Así lo recoge puntualmente el Diario de Suardo, informándonos del nombre del canónigo que le reemplazó, el Dr. Fernando de Avendaño. De Guzmán dijo santo Toribio, en carta a Felipe II, en 1598: "El Doctor Hernando de Guzmán, doctor teólogo, de edad de 30 años, muy cuerdo y reposado, ha estudiado en esta universidad con recogimiento"[14]. Por su parte, nuestro protagonista, cuando Lima es llamada a declarar[15] a partir del 5 de julio de 1630 en el proceso de beatificación a favor de la vida y milagros de santo Toribio, pondrá el acento en una de sus obras predilectas, el Seminario. Tiene en ese momento 62 años y, ante Francisco de Palma y Juan de Cabrera, dijo que le conoció "desde que entró en esta ciudad que fue por el año de 81 hasta que murió; al cual trató y comunicó en muchas y diversas ocasiones [...]fue muy pacientísimo y sufrido en trabajos y contradicciones y lo cupo de ver este testigo en la fundación del colegio seminario que fundó en esta ciudad .sin verle jamás airado ni enojado sin haberle oído palabras de enojo ni descompuestas y así mismo en otros actos de inmunidades de iglesia en que suele haber competencia de jurisdicción dando gracias a Nuestro Señor y diciendo siempre Dios por delante".

 

APÉNDICE : Testimonio de Hernando de Guzmán en el proceso de beatificación de Santo Toribio[16]

Doctor. Fernando de Guzmán, 62 años,  Maestrescuela, 5 de julio de.1630, folio.30v, ante Francisco de Palma y Juan de Cabrera:

A la primera pregunta

1[17]. Del buen nacimiento y noble sangre de su genealogía y descendencia y de su limpieza que; que esto no le ensoberbeció ni el oficio y puesto de dignidad tan alta que entonces fue sólo Arzobispo en estos Reinos, antes fue humildísimo en todo trato y conversación, vestido y suma llaneza con todos, así españoles como indios y negros.

 dijo que le conoció "desde que entró en esta ciudad que fue por el año de 81 hasta que murió; al cual trató y comunicó en muchas y diversas ocasiones y vio por su modo de proceder que era hombre de muy buen nacimiento y noble sangre y de limpieza porque sabe que fue colegial del Colegio Mayor de San Salvador de Oviedo en Salamanca y que se llevó la beca por oposición y de allí salió para inquisidor de la ciudad de Granada en los reinos de España. El cual oficio ejerció muchos años y de allí vino por arzobispo de este arzobispado [está muy deteriorado]que lo fue entonces solo en estos reinos [sic] y que conoció de su señoría muy gran virtud, llaneza y humildad sin que le ensoberbeciese el oficio y dignidad, tratando a sus súbditos con mucha llaneza y amor de Padre y Pastor, siempre con un rostro alegre y unas entrañas [31v] de un ángel, grande honrador de hombres virtuosos y en sus conversaciones muy modesto y en su vestir muy llano y asimismo muy honesto y amigo de pobres, y en especial de indios y gente humilde. Y en todo este tiempo que este testigo [sic]jamás le oyó ni vio acción ni palabra[sic]

 

. A la segunda pregunta

.De la caridad y amor a Dios pues no se le conoció culpa mortal ni imperfección grave y siempre tuvo celo de la honra de Dios y culto divino y conversión de las almas, siendo acérrimo de su Iglesia en los oficios que tuvo de Inquisidor apostólico y arzobispo.

A la 2a. pregunta dijo que sabe que el Sr. Arzobispo tenía muy grande caridad y amor de Dios pues nunca le conoció este testigo imperfección ni culpa moral ni acción que no fuese de varón santo y perfecto y siempre tuvo gran celo de la honra de Dios y culto divino procurando siempre la conversión de las almas, siendo siempre acérrimo defensor de su iglesia, no faltando a ella los días que se hallaba en esta ciudad de fiestas y domingos de cuaresma y días que el Santo Concilio de Trento dispone procurando siempre que el culto divino y ceremonias de la misa se guardase inviolablemente con gran puntualidad con lo cual daba grande ejemplo a los ministros de la iglesia y acudían a su obligación sin [32]haber falta en nada y los domingos y fiestas por la mañana, sin faltar ninguno hallándose en esta ciudad,  predicaba en la puerta de la iglesia a los indios en su lengua y a los españoles [sic]que se llegaban en las [sic] edificación y devoción de los que le oían, procurando siempre la mayor honra y gloria de Dios y dando ejemplo como tan santo dado a todos.

 

A la tercera pregunta. En el amor del prójimo fue ardentísimo en el deseo de la salvación de las almas, no perdonando trabajo ni peligro, ni visitando y confirmando, predicando a una a los indios por su propia persona y socorriéndolos en sus necesidades y enfermedades a todos los pobres, dándoles largas limosnas, gastando en esto toda su renta con tanto desinterés que no sabía qué cosa era dinero ni codicia hasta quitar de su propia persona y casa lo necesario. Porque no saliese de ella sin remedio la necesidad sin decir a nadie mala palabra ni desabrida respuesta.

 

A la 3a. pregunta dijo que sabe que el dicho arzobispo tuvo muy ardiente amor con los prójimos de quien tenía deseo se salvasen no perdonando trabajo ni peligro, porque atreviéndose muchas veces a entrar en tierra de indios infieles como entró en los Andes de Jauja y Moyobamba y Guacabamba sólo por ver si podía ganar almas [para Dios?] y reducirlas a ser cristianos, recorriendo su arzobispado tres veces en todo el tiempo que vivió no dejando pueblo ni chico ni grande que no viese por su propia persona y confirmando a los indios en partes remotas donde prelado ni visitador había entrado jamás y si  alguno estaba escondido en algún huayco o parte oculta lo iba a buscar y teniendo noticia de ellos para la confirmar y reducir a su pueblo para que fuese cristiano y algunas veces [35]

 

A la cuarta pregunta

. La sinceridad y candidez de su ánima fue tanta que en alma tan limpia nunca cupo mala sospecha de nadie ni creía mal que le dijesen de otro, antes volvía por todos y les defendía con modo santo y discreto.

 

A la 4a. pregunta dijo que siempre tuvo este testigo al dicho Sr. Arzobispo por hombre de una alma muy sincera y cándida y de muy limpia conciencia de manera que nunca se entendió, oyó ni vio que le cupiese en ellas sospecha mala a nadie ni creía mal que le dijesen de otro, antes procuraba  volver por todos y defenderlos con modo santo y discreto, procurando guardar a cada uno su derecho y justicia, sin atender a ningún respeto humano y cuando alguna persona venía a deponer de otra así eclesiástica como secular les decía [...]y pida por papel y tinta su justicia que se le hará y guardará con mucha puntualidad sin respetos humanos y con comunicarle muy a menudo este testigo por tenerle muy particular afición, al dicho Sr. Arzobispo nunca le oyó palabra ociosa por donde cree y tenía por cierto que la limpieza de su alma era muy grande y así le tenía y respetaba como a santo Prelado.

 

. A la quinta

. Sus penitencias de abstinencia comiendo poco y desabridamente, sin apetecer regalos ni convites, ayunando y disciplinándose rigurosamente . Temples rigurosos, no durmiendo en cama, gastando lo más del tiempo de día y de noche en oración.

A la 5a. pregunta dijo que sabe que el dicho Sr. Arzobispo era muy penitente [35v] y abstinente en su comer y muy parco sin apetecer regalos  ningunos de manera que todo el tiempo que fue arzobispo de este arzobispado jamás le vio comer fuera de su casa y aunque alguna vez, habiendo hecho órdenes y consagrados obispos y visitado en fiestas en los conventos de religiosas de esta ciudad y pedídole y suplicádole que los honrase quedándose a comer en los dichos conventos jamás lo hizo porque  como era tan abstinente jamás quiso gozar de regalo ninguno y comiendo este testigo muchas veces con su señoría Ilustrísima vio que su comida era muy templada y muy ordinaria sin tener manjares regalados y los días de viernes y sábados de todo el año no comía sino un poco de pescado cocido en agua o asado o alguna fruta y no otra cosa y aunque le ponían algún regalo a SS por los que comían a su mesa jamás comía de él y tenía particular gusto de que los pobres que venían a pedir limosna entrasen aunque estuviese comiendo porque jamás quiso tener cerradas puertas para ellos y les daba allí de comer el mismo plato que a él le traían con alegría notable y los[36]jueves santos después de haber dicho misa de pontifical y consagrado los santos óleos, encerrado el Sr iba a su casa donde tenía doce pobre a los que les daba de vestir y de calzar y de comer sirviéndoles él mismo a la mesa y dándoles limosna en plata y a la tarde los [sic]a la iglesia consigo y les lavaba los pies, les besaba hincado de rodillas con gran  ternura"

[...]maceraba su cuerpo con grandes disciplinas y lo aborrecía con aborrecimiento santo, tratándose siempre con rigor así en las visitas de temples muy desabridos caminando muchas veces a pie como en esta ciudad durmiendo poco y lo más del tiempo de día y de noche ocupado en rezar las horas y acudir al despacho de los negocios en que jamás se cansó, dormía ordinariamente en un estradillo de madera que tenía frente de su cama y ponía por cabecera una prensa de madera en que tenía los bonetes, lo cual se echó de ver porque como las sábanas de su cama estaban siempre limpias porque como no se acostaba en ellas ni quería que se enten [36v]diese lo que hacía, por la mañana deshacía la cama lo cual refirió a este testigo un sobrino suyo llamado el Dr. Don Luis de Quiñones oidor que fue de Quito, hombre ejemplar y de gran virtud y crédito el cual viendo que el Sr. Arzobispo su tío se encerraba siempre en el aposento donde dormía volvía vestido y a la mañana salía también así porque era tan recatado y tan casto y tan honesto que jamás le vio persona alguna desnuda, hizo un agujero pequeño en la puerta de su aposento y por él le vio echado en el dicho estradillo de madera que tenía delante de la cama muchas veces y por cabecera la dicha prensa de bonetes y cubierto con sola una frazada por donde el dicho de ver que la limpieza de las sábanas de la cama y ropa de ella procedía de no aprovecharse de ella y que hubiendo ido por su cuerpo a la villa de Saña que son 110 leguas de esta ciudad donde murió, el Dr. Don Mateo González de Paz maestrescuela que fue de esta iglesia para traerle a enterrar en ella en conformidad de lo que dispuso SSI al tiempo de su muerte, refirió a este testigo las dos cosas [37]siguientes por milagrosas. La primera que trayendo el cuerpo en una litera salieron unas indias con grandes lágrimas junto a la ciudad de Trujillo y la una traía un niño, hijo suyo, con una grandísima calentura y le pidió al dicho Sr. Maestrescuela con encarecimiento le dejase entrar al dicho niño en la litera donde estaba el cuerpo, lo cual le concedió viendo el ansia y aflicción de la dicha india y habiéndole tenido un rato dentro le volvió a sacar sin género de calentura lo cual fue suceso milagroso y el dicho maestrescuela lo refería por tal. Y asimismo que viniendo con dicho cuerpo que le traían dentro de la dicha litera y llegando a querer cruzar un río muy caudaloso porque era en verano, por cuya causa en estas partes vienen por este tiempo los ríos de la sierra con mucha abundancia y sus corrientes grandes de agua, salieron los españoles e indios [...]que aguardasen a que bajase el río no le pasase por que el día antes se vieron en gran riesgo de ahogarse dos religiosos de la Compañía de Jesús y otras personas que le pasaron [37v] y el dicho Maestrescuela pareciéndole que el calor del dicho sitio y el gran sol que hacía le podía causar alguna enfermedad, fiando en la misericordia de Dios y en el cuerpo de tan santo Prelado, a quien venía acompañando [...]se dispuso a ras del dicho río y refería que milagrosamente habían pasado echando la litera por delante y salieron del dicho río a un sitio y paraje donde estaba un grande árbol el cual estaba a dos tiros de arcabuz, distante de un pueblo y doctrina donde era cura el Maestro. Fray Francisco García del Orden de Nuestra Señora de las Mercedes, el cual admirado de que pudiesen pasar el río con tanto ánimo, decía que le había dicho estas palabras formales:

- No se espante V.M. Sr. Maestreescuela que Dios haya hecho este milagro por este cuerpo santo

y haya venido a parar a este árbol porque cuando el Arzobispo de buena y santa memoria pasó por aquí en prosecución de su viaje y visita y bajando una noche estando en esta doctrina [38] y beneficio en mi casa en la sala conmigo y otras personas de su casa se salió con el rosario en la mano a la calle rezando y viendo que pasaba más de hora y media y no volvía nos salimos todos en su busca y diciéndonos un indio el camino por donde había estado que fue la ribera del río arriba a un buen trecho del dicho árbol oímos un gran ruido de azotes que se daba alguna persona y de respeto que tuvimos no osamos llegar porque no nos sintiese y nos desviamos a un lado y dentro de un cuarto de hora vimos venir al santo arzobispo con su rosario en la mano rezando con grande alegría y nos recibió con unas entrañas de santo prelado y diciéndole cómo se atrevía Su Señoría a [roto] de noche por aquella [roto] que suele haber en él muy de ordinario tigres que matan a los hombres respondió:

- Como hacía clara la noche por haber luna me fui por aquí rezando y Dios nos ha librado de todo y que por curiosidad se había levantado [38v] este religioso por la mañana muy temprano e ido a ver el dicho árbol donde la noche antes habían oído la gran disciplina que se había dado el dicho arzobispo y había hallado en el suelo con muchas [gotas¿] de sangre que así atribuía [a milagro] el haber salido con su cuerpo del Sr. Arzobispo el dicho sitio donde estaba el dicho árbol y que así se lo refirieron muchas veces a este testigo el dicho maestrescuela el cual fue un hombre de mucha virtud, letras y fe y que dijo que nos diría más de lo que le había pasado y que por los caminos por donde pasaba con el cuerpo salían los indios e indias y demás personas que por allí estaban con grandes lágrimas y llantos en demostración del grande amor que le tenían por las muchas y muy buenas obras que de él recibieron como de Padre verdadero  y santo pastor y esto responde a la

 

. A la sexta pregunta

. La paciencia y sufrimiento en trabajos y contradicciones sin haberle oído palabra descompuesta ni de enojo y habiéndose visto en grandes y graves peligros, salía de ellos contento y sosegado dando gracias a Dios sin alboroto ninguno.

6a. pregunta. Dijo que el dicho Sr. Arzobispo fue muy pacientísimo y sufrido en trabajos y contradicciones y lo cupo? de ver este testigo en la fundación del colegio seminario que fundó en esta ciudad teniendo encuentros con el virrey que a la sazón gobernaba este reino en defensa de la jurisdicción eclesiástica [39] sin verle jamás airado ni enojado sin haberle oído palabras de enojo ni descompuestas y así mismo en otros actos de inmunidades de iglesia en que suele haber competencia de jurisdicción dando gracias a Nuestro Señor y diciendo siempre Dios por delante, así cuando veía estas contradicciones y competencias se regocijaba en el Señor por merecer algo con esta virtud de la paciencia y sufrimiento, y esto responde

. A la séptima pregunta

. La fortaleza y constancia de su ánimo fue tan singular que con ser humildísimo como está dicho, fue juntamente gravísimo en representar su dignidad y autoridad defendiéndola sin complacer y con quiebra de su honor a las potestades seculares.

 

7a. a la séptima pregunta. Dijo que sabe y vio que el Sr. Arzobispo tenía gran fortaleza y constancia en todo cuanto entendía que era servicio de Nuestro Señor y descargo de la conciencia y aunque se [sic]ruegos e intercesión de personas graves y de autoridad de esta ciudad ni de sus propios hermanos porque solo atendía a lo que fuese del servicio de Dios y justicia y con ser grandísimo como lo fue   así mismo gravísimo en reputar su dignidad y autoridad arzobispal, defendiendo siempre su jurisdicción con gran valor constancia y celo santo y fue gran observante del santo concilio tridentino y bienes apostólicos de Su Santidad y Reglas del pontifical [39v]y ceremoniales y mandaba que se guardasen inviolablemente y que los curas tuviesen el dicho santo concilio y les hacía cargo que en las visitas de no tenerlo y les condenaba sobre ello en penas pecuniarias. Era muy recto en las órdenes y no ordenaba a ninguno que no tuviese las calidades y requisitos necesarios conforme al dicho Santo Concilio tridentino, y esto responde a la

 

A la octava pregunta

. En la hospitalidad y castidad fue raro ejemplo desde [sic] y por los ejemplos [...] en los testigos parecía nimio en recato para no dar ejemplo ni nota de su persona.

 

8a. pregunta, dijo que el dicho arzobispo como tiene referido fue honestísimo y castísimo y muy recatado en sus acciones y un raro ejemplo de todos sin que se entendiese ni que se diese nota de su persona en toda su vida y esto responde a la

 

A la nueve pregunta . En letras fue insigne como lo testificarán los que le trataron y lo dicen todos los testigos, concilios provinciales que en su tiempo se celebraron, que sin haber habido otros se ha gobernado con ellos esta monarquía eclesiástica; por lo cual le honró Su Santidad con cartas favorables. Por todo lo cual la Majestad Humana del Rey Nuestro Señor se sirvió de honrarle con sus cartas y mucho más la Majestad Divina, testificando Su Santidad con patentes milagros, en vida y muerte y con general y común opinión en todos de santo y de vida inculpable y de ejemplo de prelados y así en la traslación de su cuerpo concurrían a procurar reliquias de él, como de santo, aclamándole todos por tal, sin haberlo habido en su vida o muerte algo en contrario. Por todo lo cual y lo que más en esta causa puede ser necesario conforme a derecho que habemos por reproducido y expreso.

 

 9a. pregunta, dijo que sabe y vio este testigo y entendió que el dicho arzobispo fue insigne en letras y saberes como tiene referido, llevó la beca del dicho colegio de san Salvador de Oviedo en Salamanca y era hombre que consultaba cosas muy delicadas del Santo Concilio de Trento a la Sede Apostólica y en esta ciudad los hombres graves y doctos que en ella había y se echó de ver en la celebración del concilio provincial del año de 83 aprobado por Su Santidad y mandado ejecutar y guardar por el Rey don Felipe II de buena memoria [40] en el cual se juntaron siete sufragáneos presidiendo el dicho Sr. Arzobispo en él y hallándose un virrey y las personas más graves y más doctas de este reino, de todos estados, juristas y teólogos, por lo cual le honró SS con cartas favorables y así mismo la Majestad del dicho Rey don Felipe II y así mismo era tan vigilante en su oficio pastoral que celebraba todos los años años sínodos diocesanos hasta que impetró de SS bula para que se celebren de dos a dos y así mismo celebró otros dos concilios

provinciales en esta ciudad y conforme a  la bula de SS . Y así mismo hizo una consueta para el régimen de esta santa iglesia y otras ordenanzas para todo el arzobispado santas y loables para la reformación del clero y pueblo. Y finalmente, fue prelado de vida inculpable y ejemplo de prelados y con la traslación de su cuerpo concurrían muchas personas a aclamarle por santo y a procurar reliquias de sus vestiduras y si no hubiera quien lo defendiera se las quitaran y así mismo fundó en esta ciudad un monasterio de monjas de santa Clara que el día de hoyes uno de los principales que en ella hay [40v]de mucha renta y de religiosas muy virtuosas y observantes y era tan humilde que con haberle dado tanta limosna de su hacienda y aplicádole todas las condenaciones que le pertenecían y pedido limosnas por cuanto el arzobispo jamás [sic]que se entendiese  que era obra suya atribuyéndola a un hombre llamado Francisco de Saldaña que dio para el dicho monasterio 13 o 14 mil pesos de a 8 [sic] y con general y con opinión y aclamación de todos es [sic] tenido por santo y como a tal lo nombran y apellidan y su cuerpo está en esta santa iglesia con muy grande veneración y devoción como de hombre santo y muy gran siervo de Dios y que esto que tiene declarado es público y notorio pública voz y fama y la verdad , para el juramento que tiene hecho y que no le mueve amor ni afición haberlo dicho así sino por declarar la verdad y razones con las virtudes y santidad de este santo prelado y que no le tocan las generales y que es de edad de sesenta y dos años poco más o menos y lo firmo de su mano.Y así mismo declaro que sabe y vio que teniendo los indios una imagen [41]de Nuestra Señora de Copacabana, de una cofradía de gran devoción en el pueblo del Cerca de esta ciudad, habiendo hecho un milagro que se declaró por  tal de un sudor que tuvo la hizo traer a esta santa iglesia catedral donde le edificó una capilla muy suntuosa donde estuvo unos pocos años hasta que se derivó para el edificio de su iglesia mayor a la cual capilla tuvo ardentísima devoción  y la continuó celebrando en ella confirmaciones y fiestas con grandísima devoción y concurso de toda esta república y el día de hoy es tenida por imagen milagrosa y de gran veneración y lo firmé.

Fdo. de Guzmán



[1]Mi obra  Crisol de lazos solidarios: Toribio Alfonso Mogrovejo Universidad Católica "Sedes Sapientiae" y Ministerio de Educación y Cultura de España, Lima, 2001, 275 pp En internet:  http://www.ucss.edu.pe/toribio.htm

 

PUENTE CANDAMO, José Agustín de la "Santo Toribio y la formación del Perú" en Historia de la Evangelización de América Pontificia Comisión para América Latina, Ciudad del Vaticano, 1992, pp.831-840.

 

[3] Le dedico un artículo referente sobre todo a su actividad en el Seminario. "Entre la Cátedra y el Altar:  la Universidad y el Seminario en tiempos de Hernando de Guzmán" Revista Teológica Limense, Facultad de Teología Pontificia y Civil de Lima. Vol.XXXV, Enero-abril, pp.65-84.

[4] Luis Antonio Eguiguren La Universidad en el Siglo XVI Imprenta  Santa María, Lima 1951, p.358

[5] Luis Antonio Eguiguren Diccionario histórico cronológico de la Universidad Real y Pontificia de San Marcos I, Lima 1940 pp.303-4

[6] Archivo Arzobispal de Lima Actas del proceso de beatificación de Santa Rosa, Cuaderno I, fol. 318).Edición de Hernán Jiménez Salas Primer proceso ordinario para la canonización de Santa Rosa de Lima Monasterio de Santa Rosa de Santa María de Lima , Lima, 2002 pp.509-11

[7] Recoge el siempre bien informado Diario de Lima, I, p.53 Ed. De R. Vargas Ugarte El Diario de Lima, de Juan Antonio Suardo, 2 Vols (1936, Biblioteca histórica peruana)

[8] Ibídem p.195

[9]Archivo Arzobispal de Lima . "Causas del Seminario de Santo Toribio",. Legajos I, 9 (año 1610) y  I, 11 ( año 1612)

[10] Historia del Nuevo Mundo II, Libro 3. BAE, Madrid, 1956, pp.440-441

[11] Doy cuenta de los rectores que le suplen en el Seminario. En 1602, y en calidad de  interino, figuran  Diego García Hermoso y Francisco Osorio de Contreras, Provisor del obispado de Panamá. Nuevamente, de 1622 a 1625, figura Hernando de Guzmán. En 1626-7 encontramos a Don Santiago Santoyo de Palma, Chantre y Deán de Lima, quien en todos los escritos figura como el segundo de los rectores. El tercero, en 1627, será el Lic Juan de Alva de Alvarado. El cuarto, 1627-8, será el Dr. Juan de Guzmán, Racionero.  El quinto,1628-9, el Licenciado Pedro Lorenzo Azañero. El sexto, en 1629-37, Licenciado Sancho de Paz, Racionero. El séptimo, en 1637-8, será nuevamente el Dr. Hernando de Guzmán, por segunda vez. Por estas fechas, el Colegio vivía con bastante estrechez. En el año 1613, el Provisor y Vicario General, D. Feliciano de Vega, pasó por el mes de Enero al Seminario a fin de visitar y revisar sus cuentas y por las observaciones que hizo se deduce que los colegiales no andaban muy holgados. Nuevamente, al ser nombrado por tercera vez  Rector de la Universidad de San Marcos, hubo que buscar un sustituto al solicitado Hernando de Guzmán y el Arzobispo, Mons. Fernando Arias Ugarte, escogió para este fin al Maestro D. Pedro Lorenzo Azañero, quien -por segunda vez- ejerció el oficio desde el año 1634 al 1641, sucediéndole por un año Don Juan García Maldonado y  D. Alonso Ramos de Jáuregui Cervantes, quienes, a su vez, fueron  sustituidos  por el racionero, D. Sancho de Paz que, habiendo asumido el cargo en el año 1642, lo retuvo hasta el mes de Febrero de 1649 o, como se dice en otra fuente hasta su muerte en 1654.

[12]Ibídem.

[13] Ibídem II, 151

[14] AGI, Patronato 248, R.30, LISSON IV, 267)

[15] Entre los conspicuos miembros de la Comunidad Universitaria de San Marcos que declaran en el proceso, tenemos:

1. Lic. Juan de Cepeda, clérigo de Lima y capellán de la Universidad, visitador y Juez Eclesiástico, lo confesó por más de 14 años (99v)

1. Dr. Pedro de Ortega Sotomayor, canónigo magistral y catedrático de prima de Teología. De Lima, 42 a (139v)

2. Dr. Alonso de Huerta, presbítero, natural. de León de Huanuco, catedrático de la lengua general de los indios en esta Real Universidad y Decano de las Facultades de Teología y Artes, 66 (315). He publicado una semblanza en "Alonso Huerta, el quechuista amigo de Santo Toribio" Revista STUDIUM  Universidad Católica "Sedes Sapientiae" Lima, 2000, Año 1, nº 1 81-96

3. P. Fr. Francisco de Hervás, presbítero religioso profeso de la OSA, maestro en S. Teología por esta Universidad, 68 a (384)

4. Fr. Francisco de la Serna, catedrático de prima de vísperas de Teología, en la Univ. en propiedad, Prior y Provincial de OSA, de Huánuco, obispo de Paraguay, 50 a (415)

5. P. Gregorio López de Aguilar, SI, Las Palmas de Gran Canaria, 53 años. Religioso profeso de 4o voto, catedrático de prima en San Pablo de Artes, Moral y Vísperas, prefecto de estudios en el Colegio Real S. Martín (33)

6. Fray Juan de Andrade (f.89), 17 de junio 1689, de Lima,37 años, hijo de Juan Martínez de Andrade y Lucía de Valladolid, religioso sacerdote profeso en el orden de NS de las Mercedes y que su ejercicio es actualmente comendador de NS. de Belén, recoleta del Convento grande de las Mercedes, calificador del Santo Oficio de la Inquisición de estos reinos, doctor graduado en sagrada teología en esta Real Universidad y presentado en su Religión que ha sido secretario general de Provincia y visitador dos veces de toda la provincias y dos veces cura, una de la doctrina de Jesús, Tarma, de este arzobispado y otra de la doctrina de Guambos,

7. P. Fr. Tomás de Mayorga, de la OSA, maestro en Teología por la Universidad, 50 a, fue su criado (408)

8.. Bernardo de Yáñez, f.144 de Lima, 40 a, hijo de Juan Yáñez Banisa y Francisca del Castilla, soltero, médico graduado en la Universidad de Doctor y aprobado para el ejercicio práctico desde hace 12 años con la reválida del Protomedicato, 12.000 p

9. Melchor Vásquez, [245], de Lima, 31 a, del cap. Francisco Vásquez y Elvira de Valenzuela, viudo de Graciana de Mesa y su ejercicio y ocupación el de la medicina en que está graduado de Doctor en esta Real Universidad

[16] Archivo Arzobispal de Lima. Primer cuaderno original de la causa de la beatificación del Arzobispo de Lima Don Toribio Alfonso Mogrovejo, ff. 29v-41. El original está muy deteriorado, con varios rotos. A pesar de ello y gracias a la generosa profesionalidad  de su directora Dª Laura Gutiérrez puedo ofrecerles el presente texto.

Con objeto de hacer más inteligible la declaración de nuestro testigo incluyo el Cuestionario íntegro del proceso elaborado por el Cabildo limense, densa síntesis que presenta en nueve capítulos a los informantes y testigos que declararán ante juez y notario para enviar a Roma y tramitar el proceso de beatificación.

 

(Firma de Hernando de Guzmán, Archivo Seminario Santo Toribio)

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