lunes, septiembre 08, 2025

SANTO TORIBIO DE MOGROVEJO. PASTOR CELOSO DE SU GREY

SANTO TORIBIO DE MOGROVEJO. PASTOR CELOSO DE SU GREY

P. Isidro de la Viuda Diez, OSA

 

Homilía pronunciada en la Misa celebrada el 11 DE MAYO DE 2025 en el Monasterio de las Concepcionistas Franciscanas de Madrid para los fieles devotos de Mayorga y otros amigos residentes en la capital de España

Queridas Hermanas Concepcionistas, Queridos Mayorganos y Mayorganas, Queridos Peruanos y Peruanas, queridos devotos de Santo Toribio:

 Santo Toribio de Mogrovejo, como él indica en el juramento que hace al ingresar en el Colegio San Salvador de Oviedo en Salamanca nace en Mayorga. Sus padres, don Luis de Mogrovejo y doña Ana de Robledo y Morán, pertenecían a la más distinguida estirpe de España. Su Padre era el Regidor Perpetuo de la Villa de Mayorga. Sus primeros estudios los cursa en su pueblo natal en el Colegio de los PP. Franciscanos.   A los doce años Toribio fue enviado por sus padres a estudiar a Valladolid, donde sobresalió por su comportamiento ejemplar, sus virtudes y sus dotes intelectuales. 

Después de algunos años, pasó a estudiar Derecho civil y eclesiástico a la Universidad de Salamanca. Allí recibió la benéfica influencia de su tío Juan de Mogrovejo, profesor en dicha Universidad y sacó una beca en el Colegio Mayor de San Salvador en Oviedo, como nos consta en el juramento que él hizo al ingresar en dicho Colegio: "Yo Toribio Alfonso de Mogrovejo: Natural de Mayorga, Diócesis de León. Reino de León". Invitado su tío Juan de Mogrovejo por Don Juan III, Rey de Portugal, a enseñar en la Universidad de Coímbra, llevó consigo a su sobrino Toribio y ambos residieron algunos años en esa renombrada universidad portuguesa. 

De vuelta a Salamanca, su tío falleció poco después del regreso. Toribio decidió seguir la carrera de éste, llegando a ser profesor de leyes en la Universidad de Salamanca, donde su erudición y virtud le llevaron a ser designado como Gran Inquisidor de España en Granada. El  Rey Felipe II al conocer sus grandes cualidades le propuso al Papa Gregorio XIII para que lo nombrara arzobispo de Lima, como sucesor de Jerónimo de Loayza. 

En marzo de 1579 recibió las bulas de Gregorio XIII con el nombramiento para el cargo. Como todavía no era sacerdote, fue ordenado sacerdote en Granada y poco después recibió la consagración episcopal en Sevilla. En septiembre de 1580 embarcó con destino a su sede episcopal de Lima. Le acompañaron su hermana Grimanesa y el marido de ésta, Francisco Quiñones, que llegó a ser corregidor y alcalde de Lima.  

Al llegar a Lima como arzobispo, se dedicó con todas sus energías a lograr el progreso espiritual de sus fieles. La ciudad había quedado sin arzobispo durante seis años, de 1575 a 1581 y estaba en una grave decadencia espiritual. 

Toribio de Mogrovejo era un gran trabajador. Desde muy de madrugada ya estaba levantado y repetía frecuentemente: "Nuestro gran tesoro es el momento presente. Tenemos que aprovecharlo para ganarnos con él la vida eterna. El Señor Dios nos tomará estricta cuenta del modo como hemos empleado nuestro tiempo".   

Tres veces visitó completamente los once mil kilómetros que abarcaba la inmensa Arquidiócesis de Lima. En la primera vez gastó siete años recorriéndola. En la segunda vez duró cinco años y en la tercera empleó cuatro años. La mayor parte del recorrido lo hizo generalmente a pie, indefenso y a veces solo; expuesto a tempestades, torrentes, desiertos, bestias salvajes, calor tropical, fiebres y tribus salvajes; bautizando y confirmando a cerca de medio millón de almas, entre ellas a Santa Rosa de Lima, San Francisco Solano, San Juan Masías y San Martín de Porres. 

Nada lo detenía en su celo apostólico. Su interés por los nativos no se limitaba al bien de sus almas. Se empeñó también en mejorar sus condiciones de vida. Reivindicó que sus derechos fuesen debidamente respetados por los españoles y que hubiese verdadera armonía entre las clases sociales.  

Durante su trabajo episcopal en Lima convocó y presidió el III Concilio Limense (1582-1583), al cual asistieron prelados de toda Hispanoamérica, y en el que se trataron asuntos relativos a la evangelización de los nativos. De esa histórica asamblea se obtuvieron importantes normas de pastoral como predicar y  dar las catequesis en las lenguas nativas, así como la impresión del catecismo en castellano, quechua y aymara (los primeros libros impresos en Sudamérica). 

Construyó caminos, escuelas, e innumerables capillas, y muchos hospitales y conventos, y fundó el primer Seminario Americano en Lima en 1591. Congregó a trece sínodos diocesanos y tres concilios provinciales. Insistió y obtuvo que los religiosos aceptaran parroquias en sitios supremamente pobres. Casi duplicó el número de parroquias o centros de evangelización en su Arquidiócesis. Llegó a tener 250 parroquias en su Diócesis. 

A los sesenta y ocho años Santo Toribio cayó enfermo en Pacasmayo al norte de Lima, pero continuó trabajando hasta el final, llegando a la ciudad de Saña, hoy diócesis de Chiclayo, en condición moribunda, allí hizo su testamento en el que dejó a sus criados sus efectos personales y a los pobres el resto de sus propiedades. Murió a las tres y media de la tarde del Jueves Santo el 23 de marzo de 1606. 

Su proceso de canonización fue iniciado de inmediato, con el reconocimiento de sus virtudes heroicas. Fue beatificado el 28 de junio de 1679 por el Papa Inocencio XI, mediante su Bula "Laudeamus" y canonizado el 10 de diciembre de 1726 por el Papa Benedicto XIII, mediante su Bula "Quoniam Spiritus". Su Santidad Juan Pablo II lo nombró Patrono de los Obispos Latinoamricanos y puso su fiesta en el santoral católico el 23 de marzo, que fue el día de su fallecimiento. En Mayorga y en la Diócesis de León y Valladolid y en la ciudad de Lima se sigue celebrando la Fiesta de Santo Toribio el día 27 de abril. día de la traslación de sus venerables reliquias desde Saña hasta la Ciudad de Lima. En Mayorga   las grandes fiestas en honor a su Santo paisano y patrono se celebran del 27 al 30 de septiembre.  

Pastor celoso de almas 

Son muchas las virtudes que podemos  resaltar de Santo Toribio, pero hoy que la Iglesia celebra  la Jornada  Mundial de las Vocaciones y el evangelio nos recuerda Cristo como Buen Pastor vamos a fijarnos en Santo Toribio como Buen Pastor que entregó la vida por las almas de su extensiva diócesis. 

"Pastor celoso de tu grey", cantamos en el himno. El, consciente de la responsabilidad que lleva consigo el arzobispado, se resiste, en principio a aceptar, pero una vez asumido, lo hace con todas sus consecuencias. Él sabe que para ser un buen pastor hace falta legislar, organizar y animar, pero todo eso hay que hacerlo desde el celo pastoral que tiene como único fin llevar a los hombres y mujeres  a Cristo. para que unidos en El, podamos amarnos como hermanos y desde esa fraternidad y amor intentar solucionar todos los problemas familiares y sociales, a nivel humano y religioso. El buen pedagogo, sabe que antes de dar soluciones, tiene que hacer un buen diagnóstico. Por eso, Santo Toribio, antes de legislar y organizar, procura escuchar a sus fieles y conocer su situación humana y cristiana. Hace visitas pastorales: observa, escucha, dialoga. Después en los concilios provinciales Y sínodos diocesanos, en diálogo con los demás obispos, sacerdotes y laicos (doctrineros) procura solucionar los problemas y, trazar pistas doctrinales para formar y animar a su grey, a su rebaño. Un ejemplo de este trabajo pastoral lo tenemos en el llamado "Catecismo de Santo Toribio", publicado en castellano, quechua y amará. Los nativos podrán recibir la formación cristiana en su propia lengua y desde sus costumbres asimilar y practicar el Evangelio de Jesús. Hoy que tanto se habla de respeto a las tradiciones y a las culturas de cada pueblo, Santo Toribio es un ejemplo a imitar. 

Era tanta la preocupación que tenía por todos sus fieles que en la carta que escribe a Felipe II, dedicándole un ejemplar de las Actas del III Concilio Limense, le dice: "Del sumo Dios dice San Agustín que es propio no empacharse con el gobierno de todas las criaturas juntas más que si fuera una sola, y atender a cada una de ellas, por menuda que sea, con tanto cuidado, como si cada una importase lo que todas juntas"... y sigue nuestro Santo: "Considerando esto,- me he atrevido a enviar a Vuestra Majestad este librillo, que contiene las ordenanzas y decretos de los Concilios Provinciales del Perú; que aunque no parece materia tan propia de las ocupaciones de V. M., todavía me doy a entender se dignarán vuestras Reales manos de revolver algún rato este pequeño volumen, y le tendrán por bien ocupado en enterarse del gobierno Eclesiástico de estas partes, que están debajo de vuestra Real corona. De donde redundará impartir el favor -tan deseado y necesario a los santos decretos del Concilio Provincial que aquí, por mandato de V. M. celebramos, que tocan a doctrina y reformación y limpieza eclesiástica que a V. M. tanto place". 

Son otros tiempos, pero extrapolando estas ideas y vivencias a los nuestros es todo un ejemplo para nuestros obispos y gobernantes actuales. 

sábado, septiembre 06, 2025

TORIBIO ACUDE ANTE LA VIRGEN EN SAN BENITO Y LE CURA DEL “LOBANILLO”

TORIBIO ACUDE ANTE LA VIRGEN EN SAN BENITO Y LE CURA DEL "LOBANILLO"

 

Acabo de visitar el sobrecogedor templo de san Benito, recordando que aquí venía el adolescente Toribio hacia el año 1550, estudiante de Gramática ("secundaria").

La talla fue requerida por el rey Felipe III en 1603 con motivo del parto de la reina Margarita de Austria, cuando la Corte se instaló en Valladolid. Para ello, sería trasladada con toda solemnidad, acompañada de los monjes hasta el palacio real. En el siglo XIX, al igual que los demás bienes del convento, fueron desamortizados y depositados en el Museo Provincial de Bellas Artes. Actualmente se puede visitar en el Museo Nacional de Escultura en Valladolid.

Converso con el superior carmelita, P. Antonio Benítez, quien generosamente me indica el lugar del Evangelio donde estaría la imagen y la conveniencia de colocar alguna lápida como recuerdo de la filial devoción mariana del prelado misionero Toribio.

Comparto dos textos que avalan el hecho:

El relato de Antonio León Pinelo en la primera biografía sobre el santo Vida del Ilustrísimo y Reverendísimo Don Toribio Alfonso Mogrovejo, Arzobispo de Lima (Madrid 1653):

 

"Venérase en la iglesia de San Benito el Real de Valladolid la milagrosa imagen de Nuestra Señora del Sagrario, de quien era muy devoto.

Encomendóse muy de veras a la Virgen Santísima María. ¡Quien duda de que hallaría consuelo y remedio eficaz en la piedad, en la clemencia de la Reina de los Ángeles, el que lo solicitaba frecuente y le pedía humilde? Hizo que le dijesen una Misa en su sagrado altar y recibió en ella el sacramentado cuerpo del Poderoso Hijo, invocando el favor de la gloriosa Madre, rematando este divino medicamento, con repetir muchas veces sobre el lobanillo, desde el Introito hasta el Evangelio último, la señal de la santísima cruz. Y fue servido el que le disponía para Ministro suyo, que instantáneamente, al curso de Misa, a la oración afectuosa se fuese resolviendo de modo la hinchazón que cuando tuvo fin el sacrificio santo se halló don Toribio sano y bueno, admirando en su mano la maravilla y estimando en su alma el favor, sin que jamás volviese a padecer el mal"[1]

 

Años después, en 1659, a la edad de 80 años, la sobrina de santo Toribio, Mariana de Guzmán y Quiñones[2], testifica en el proceso de beatificación, que trató directamente a su tío arzobispo en Lima. "oyó decir esta testigo a la dicha su madre y al maestre de campo don Antonio de Quiñones su hermano difunto, caballero que fue de la Orden de Alcántara, que estando estudiando el dicho Siervo de Dios en Valladolid que entonces era villa y ahora es ciudad, estudiando la gramática". La sobrina acompañó al prelado en la travesía atlántica y convivió con él en la casa arzobispal durante toda su vida, de ahí que cuente que "este mismo suceso ha oído decir a otras muchas personas" por lo que nos brinda detalles significativos que publico en su totalidad:

 

" le nació en una mano un lobanillo y le creció hasta ser este tamaño de una manzana  de suerte que le impedía el libre ejercicio de la mano y el dicho Siervo de Dios se afligía mucho de ello pensando la deformidad del dicho lobanillo le seria de estorbo para ser de la iglesia que era lo que más deseaba y habiendo hubo muchos remedios humanos, sin conseguir la sanidad que deseaba se acogió a los remedios celestiales y así se fue a la iglesia de Nuestra Señora del Sagrario que es una imagen de gran devoción que está en la dicha villa y habiendo confesado y comulgado mando decir una misa y la oyó en el mismo altar y en el discurso de ella se estuvo haciendo cruces sobe el dicho lobanillo y en acabando que se acabó el ultimo evangelio se halló sin él, sano como si no hubiera tenido hinchazón alguna y jamás le volvió dando gracias a la Virgen Santísima por el gran beneficio que le había hecho y que este suceso se lo contaban a esta testigo los susodichos madre y hermano por caso milagroso que Dios obró en comprobación de la piedad y devoción del dicho siervo de Dios en aquellos sus primeros años"[3]

Cerca del lugar había nacido Felipe II y había sido consagrado el primer obispo de Lima, el dominico Jerónimo de Loaysa, en san Gregorio. Aquí mismo vivirán los más selectos misioneros dominicos como aquellos que Fray Domingo de la Parra pedía a Felipe II "y que sean de Castilla porque están criados en más sujeción y religión"; también aquí llegó el P. Bartolomé de las Casas y hoy se veneran los restos del apóstol de la radio Padre Gago.

¡Qué gozo contemplar la dedicatoria de dos calles vallisoletanas a religiosos cultos y devotos de nuestro tiempo! Al lado del convento de san Benito, P. Teófanes Egido, carmelita; junto a San Gregorio, P. José Luis Gago, dominico.



[2] Nacida en Granada, hija de Francisco de Quiñones y Grimanesa Lazo de Mogrovejo, y en ese tiempo, viuda del señor Don Juan de Loaysa y Calderón, de la Real Audiencia de Lima.

[3] Archivo Arzobispal de Lima. Causas de Procesos de Beatificación y de Canonización. 1-A Segundo cuaderno de los autos e informaciones originales en la Causa de la Beatificación y Canonización del Venerable siervo de Dios Don TAM, 1656-9, ff 417-519

jueves, agosto 28, 2025

SANTO TORIBIO EL GENEROSO "DESPILFARRADOR"

Acabo de "descubrir" un precioso texto toribiano del célebre autor del cuento "Marcelino, pan y vino", José M. Sánchez Silva

en su entrañable biografía sobre San Martín de Porres (Secretariado "Martín de Porres", Palencia, 1962, (pp.125-127)


"Muy probablemente fuera el Quijote el último libro profano que leyese el arzobispo de Lima, Toribio Alfonso de Mogrovejo. Hombre de vasta cultura y de poblada biblioteca- había solicitado del rey trasladar a la Ciudad de los Reyes una gran parte escogida de la que poseía en España-., hombre de acción al mismo tiempo, pero de profunda curiosidad intelectual, no pudo ignorar la existencia del libro, que había movido el comentario halagüeño de los espíritus cultivados, y que su propia archidiócesis movió pronto el natural revuelo, entre los dominicos al principio, de los cuales era amigo por haber estudiado en Salamanca con ellos.

Para el jesuita Llorca "aparte de sus extraordinarios trabajos en la evangelización de aquellas inmensas regiones, su mérito principal consiste en haber celebrado diez concilios diocesanos y tres provinciales". La actividad de Mogrovejo fue intensísima. Tres veces visitó pueblo por pueblo sus espirituales dominios. Gran andarín, sólo usó de caballerías o angarillas durante sus enfermedades, que no le hacían suspender el trabajo. "Para administrar el viático a una india moribunda comida de miseria -escribe González Ruiz- recorrió varios días de sendas empinadas entre precipicios". Su fuerte carácter con los soberbios y empingorotados se suavizaba inmediatamente ante el pobre o el desdichado. Su generosidad fue también proverbial. He aquí una anécdota clásica, deliciosamente narrada por Cristóbal de Castro (STM: La conquista espiritual de América, Editora Nacional, 1944)

En una ocasión en que el maestresala del Hospital de Españoles había acudido a pedir un socorro al arzobispo, éste le mandó a su secretario y cuñado, Quiñones, para que le entregase doscientos pesos. Al poco rato volvía cariacontecido el maestresala a la presencia del arzobispo.

-          ¿Qué os ha sucedido? – preguntó este

-          Según me dijo Quiñones, nada queda en Tesorería

-          - ¿Nada queda? ¿No dieron los 400 p mandándolo yo?

-          - ¿400? 200 dijo

-          Entonces Mogrovejo mandó llamar a su cuñado y lo recibió con estas palabras:

-          - ¿Cómo no dieron al hospital los 600 p que dije?

-          ¿800? Yo creía que eran sólo 600 p. Pero si dije 800, bien se está. Se me seca el oído con el andar de los años.

-          Sin pronunciar más palabra, Quiñones hizo el libramiento oportuno. ¿De cuánto hubiera sido -concluye el autor- de seguir oponiéndose a la voluntad del arzobispo?

-          Otro autor afirma que Mogrovejo despilfarró su fortuna particular del mismo modo que sus rentas anuales: cuando se quedaba sin dinero para los pobres, vendía joyas, candelabros y vajillas; luego, los muebles de palacio y, por fin, todas sus ropas particulares, "sin quedarse más que con una raída sotana y lo necesario para los pontificales".

-          Martín de Porres tenía muchos motivos para no poder olvidar al santo arzobispo; pero seguramente el mayor de todos, en su corazón y en su memoria, era el fecundo acto de su confirmación. Cuando el Viernes Santo de 1606 llegasen a uña de caballo los primeros emisarios con la noticia de la muerte de Mogrovejo y las campanas del convento del Rosario doblasen a muerto, Martín buscaría instantáneamente un hueco en su tarea para clavarse de rodillas y pedir fervorosamente por su alma. La muerte se apoderó del que habría de ascender a los altares el Jueves Santo, mientras finalizaba su tercera visita de inspección, en el pueblo de Saña, a las tres de la tarde. La mula "Volteadora", que jamás le volteó a él, no cargaría ya con aquella delicada estructura humana, gastada en el servicio de Dios y de los indios peruanos. Antes de morir, el arzobispo, gran amante de la música, hizo buscar por medio del P. Herrera Sarmiento a un religioso llamado Jerónimo Ramírez, gran cantor de iglesia, para que entonase algún salmo acompañado del arpa. Mogrovejo entregó el alma cuando la magnífica voz del sacerdote entonaba "In Te domine speravit" 

sábado, agosto 16, 2025

SANTO TORIBIO MOGROVEJO, SÍMBOLO DE SINODALIDAD Y COMPROMISO CON LAS PERIFERIAS EN EL SIGLO XVI

León XIV vuelve a sorprendernos con un texto conmovedor dedicado a los santos peruanos, especialmente a Santo Toribio, como auténticos artífices de la peruanidad y solidaridad en el Perú. 

El Papa a la semana social en Perú: "Urge el testimonio de santos de hoy"

León XIV en su mensaje dirigido a la Semana Social que se desarrolla en Lima, Perú, recuerda que ante los desafíos en el orden económico, político y cultural, la acción social de la Iglesia "ha de tener como centro y meta el anuncio del Evangelio de Cristo".
Johan Pacheco – Ciudad del Vaticano
El Papa León XIV se hace partícipe a través de un mensaje de la Semana Social que se efectúa en Lima, Perú, del 14 al 16 de agosto, recordando los testimonios de santidad en la historia peruana, y exhortando a dar testimonio de los santos de hoy: "de personas que permanezcan unidas al Señor, como los sarmientos a la vid (cf. Jn 15,5)"  

"Resulta evidente -dice el Papa León-, a quien repase la historia del Perú, que aquellas tierras han sido acompañadas por un designio particular de la Providencia, sobre todo en cuanto a nuestra fe católica, que se ha profesado siempre en armonía con la atención y el servicio a los más necesitados. Sólo así puede entenderse la 'densidad de santidad' que registra esa nación, tan cercana a mi ministerio y a mi plegaria".

Los santos peruanos

Y menciona en su mensaje los testimonios de Santa Rosa de Lima, San Martín de Porres, y San Juan Macias; y junto a ellos un evangelizador español en Perú, santo Toribio de Mogrovejo. "Hablan de una presencia vigorosa y fecunda del Evangelio", dice el Papa.

Y contemplando la actualidad, expresa el Papa León XIV que "el dolor por la injusticia y la exclusión que padecen tantos hermanos nuestros nos apremia a todos los bautizados a dar una respuesta que, en cuanto Iglesia, debe corresponder a los signos de los tiempos desde las entrañas del Evangelio".

Los santos de hoy

El Pontífice insiste en la urgencia de la santidad: "urge el testimonio de santos de hoy, es decir, de personas que permanezcan unidas al Señor, como los sarmientos a la vid (cf. Jn 15,5). Pues los santos no son adornos de un pasado barroco; surgen de un llamado de Dios para construir un futuro mejor".

Luego, sobre la acción social, señala en el mensaje "que toda acción social de la Iglesia ha de tener como centro y meta el anuncio del Evangelio de Cristo, de modo tal que, sin desatender lo inmediato, siempre conservemos la conciencia de la dirección propia y última de nuestro servicio. Pues si no damos a Cristo íntegro, estaremos siempre dando extremadamente poco".

Pan material y Pan la Palabra

Finalmente, el Papa recuerda que "no son dos amores, sino uno solo y él mismo, el que nos mueve a dar tanto el pan material como el Pan de la Palabra que, a su vez, por su propio dinamismo, habrá de despertar hambre del Pan del cielo, ese que sólo la Iglesia puede dar, por mandato y voluntad de Cristo, y que ninguna institución humana, por bien intencionada que sea, puede reemplazar".

"Con el deseo de que estas jornadas sean fructíferas y contribuyan a dar un nuevo impulso a la pastoral social en esa querida Iglesia peruana, a todos imparto de corazón la implorada Bendición Apostólica", concluye el Papa.

TODO EL TEXTO
MENSAJE DEL SANTO PADRE LEÓN XIV A LOS PARTICIPANTES EN LA SEMANA SOCIAL EN PERÚ

[Lima, 14 al 16 de agosto de 2025]

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Saludo cordialmente a los participantes en la Semana Social, que se realiza en Lima del 14 al 16 de agosto. Agradezco la invitación que me han hecho mis hermanos obispos para compartir unas reflexiones con todos ustedes.

Resulta evidente, a quien repase la historia del Perú, que aquellas tierras han sido acompañadas por un designio particular de la Providencia, sobre todo en cuanto a nuestra fe católica, que se ha profesado siempre en armonía con la atención y el servicio a los más necesitados. Sólo así puede entenderse la "densidad de santidad" que registra esa nación, tan cercana a mi ministerio y a mi plegaria. Los testimonios de vida mística, en santa Rosa de Lima; de caridad ardiente, en san Martín de Porres; y de amor a los pobres, en san Juan Macías, hablan de una presencia vigorosa y fecunda del Evangelio, que nunca descuidó la oración por servir al prójimo, ni tampoco se olvidó de los pequeños mientras engrandecía y embellecía el culto debido al Dios eterno.

A este respecto, son iluminadoras las palabras de san Pablo VI en la canonización de Juan Macías: él «iba uniendo a todos en la caridad, trabajando en favor de un humanismo pleno. Y todo esto, porque amaba a los hombres, porque en ellos veía la imagen de Dios. ¡Cuánto desearíamos recordar esto a cuantos hoy trabajan entre pobres y marginados! No hay que alejarse del Evangelio, ni hay que romper la ley de la caridad para buscar por caminos de violencia una mayor justicia. Hay en el Evangelio virtualidad suficiente para hacer brotar fuerzas renovadoras que, trasformando desde dentro a los hombres, los muevan a cambiar en todo lo que sea necesario las estructuras, para hacerlas más justas, más humanas» (Homilía, 28 septiembre 1975).

Junto a estos tres grandes testimonios de vida cristiana que nos han legado los siglos XVI y XVII, y otros más que aún podrían mencionarse, ¿cómo no recordar el ministerio episcopal de santo Toribio de Mogrovejo, español por nacimiento, pero evidentemente peruano por su actividad misionera y su extensísima labor pastoral? En el curso de su episcopado fundó un centenar de parroquias, convocó un Concilio Panamericano, dos consejos provinciales y doce sínodos diocesanos; todo ello mientras entregaba día a día lo mejor de sus fuerzas en favor de los abandonados y de quienes habitaban aquellas regiones geográficas o culturales que mi Predecesor, el Papa Francisco, llamaba "las periferias". Podemos decir que Toribio fue, en el siglo XVI, el símbolo episcopal de la auténtica sinodalidad y del Evangelio ofrecido en las periferias. Las tierras peruanas lo vieron no sólo en el fragor de una acción apostólica que todavía hoy nos asombra; sino también en la quietud de su rostro sereno y su aspecto recogido y devoto, que mostraban bien de dónde le venía esa fuerza: de una intensa oración y unión con Dios.

Contemplemos ahora nuestro tiempo, atravesado por múltiples desafíos en el orden económico, político y cultural. El dolor por la injusticia y la exclusión que padecen tantos hermanos nuestros nos apremia a todos los bautizados a dar una respuesta que, en cuanto Iglesia, debe corresponder a los signos de los tiempos desde las entrañas del Evangelio. Para ello, urge el testimonio de santos de hoy, es decir, de personas que permanezcan unidas al Señor, como los sarmientos a la vid (cf. Jn 15,5). Pues los santos no son adornos de un pasado barroco; surgen de un llamado de Dios para construir un futuro mejor. Comprendamos, al mismo tiempo, que toda acción social de la Iglesia ha de tener como centro y meta el anuncio del Evangelio de Cristo, de modo tal que, sin desatender lo inmediato, siempre conservemos la conciencia de la dirección propia y última de nuestro servicio. Pues si no damos a Cristo íntegro, estaremos siempre dando extremadamente poco.

Queridos hermanos y hermanas: no son dos amores, sino uno solo y el mismo, el que nos mueve a dar tanto el pan material como el Pan de la Palabra que, a su vez, por su propio dinamismo, habrá de despertar hambre del Pan del cielo, ese que sólo la Iglesia puede dar, por mandato y voluntad de Cristo, y que ninguna institución humana, por bien intencionada que sea, puede reemplazar. Y, por nuestra parte, no dejemos de recordar las palabras del Apóstol de los gentiles: «No nos cansemos de hacer el bien, porque la cosecha llegará a su tiempo si no desfallecemos» (Ga 6,9).

Con el deseo de que estas jornadas sean fructíferas y contribuyan a dar un nuevo impulso a la pastoral social en esa querida Iglesia peruana, a todos imparto de corazón la implorada Bendición Apostólica.

Vaticano, 4 de agosto de 2025

LEÓN PP. XIV

viernes, julio 25, 2025

EL SANTO LOCAL MÁS UNIVERSAL o CUANDO SANTO TORIBIO fue elegido en Madrid como patrono de los castellanoleoneses residentes en la Corte

EL SANTO LOCAL MÁS UNIVERSAL o CUANDO SANTO TORIBIO fue elegido en Madrid como patrono de los castellanoleoneses residentes en la Corte

José Antonio Benito

 

Alex Navajas nos lanzaba desde "El Debate" el pasado 22 de julio la desafiante propuesta de responder a la encuesta sobre el santo español más importante de todos los tiempos https://www.eldebate.com/religion/20250722/ Había que elegir entre DOCE

San Ignacio de Loyola,

Santa Teresa de Jesús,

Santo Domingo de Guzmán,

San José de Calasanz,

San Josemaría Escrivá,

San Juan de la Cruz,

Santa Ángela de la Cruz,

San Isidoro de Sevilla,

San Fernando Rey, San Vicente Ferrer,

San Francisco Javier y

San Rafael Arnaiz.

Entre los doce auténticos gigantes de la fe yo elegí a Santa Teresa. Las iniciativa tiene que ver con la feliz idea de los obispos españoles, que en la reciente CXXVII Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Española (31 de marzo al 4 de abril de 2025), aprobaron el documento Recordar la santidad en la Iglesia particular. Orientaciones pastorales para recordar a los santos, beatos, venerables y siervos de Dios en cada diócesis de España y que acaba de ser publicada por EDICE. En el reciente artículo de  Lourdes Grosso de Ecclesia se nos recuerda que España es «tierra de santos»: al elevado número de santos y beatos que se encuentran ya en los altares hay que sumar el alto número de causas abiertas. Con datos todavía provisionales, actualmente están abiertas 378 causas, de las cuales 324 son por virtudes, 53 por martirio y una por ofrenda de la vida. Hablamos de un total de 3.603 siervos de Dios —324 por virtudes, 3.278 por martirio y uno por ofrenda de la vida— en, al menos, 54 diócesis distintas. Estos no son datos abstractos para una estadística, sino personas concretas, ¡un tesoro inmenso que nos toca difundir y custodiar!, porque «la santidad es el rostro más bello de la Iglesia» (Exhortación apostólica Gaudete et exsultate, 9). https://revistaecclesia.es/santidad-prioridad-pastoral-edice-lourdes-grosso/

Todo ello para recordar que en el siglo XVIII, a raíz de la canonización de Santo Toribio Mogrovejo, en 1726, la colonia castellanoleonesa de altos funcionarios de la Corona y dignatarios de la Iglesia, en Madrid, se planteó elegir un patrono y luego fundar una congregación o cofradía en su honor. Se hizo en la iglesia de los Padres Trinitarios Descalzos y resultó ser Santo Toribio Mogrovejo.

El origen de esta se nos narra en el prólogo de la obra: "Constituciones de la Congregación nacional de naturales de los Reinos de Castilla y León erigida en esta Corte y dedicada a. Santo Toribio Alfonso Mogrovejo...":

"No satisfechos los piadosos afectos de muchos naturales de los reinos de Castilla y León hasta perpetuar su culto, determinaron en el año de 1727, unirse en fraternidad y congregación nacional en esta corte, con el título de Santo Toribio Alfonso Mogrovejo eligiéndole [...] su tutelar y patrono" (Madrid, 1750).

El objetivo perseguido es venerarle para que "se siguiese el aumento de las virtudes en todos sus alumnos imitándole, especialmente en el ejercicio de la caridad, animados por el ejemplo de la devoción de los naturales de Lima que se unieron antes en Asociación aprobada por el Consejo de Castilla el 9 de enero de 1730.

El rey Felipe V condescendió en aceptar su patronazgo el 29 de abril de 1732 para la nueva congregación hasta que en 1750, el nuevo rey Fernando VI se sirve constituirse como Hermano Mayor, perpetua e igualmente todos los reyes, y la aprueba por Real Decreto de 1 de octubre de 1750.

Juan Nieto y Zúñiga, doctor, colegial y rector del Colegio Mayor San Salvador de Oviedo, catedrático de Filosofía, canónigo de Palencia y de Toledo, pronuncia la Oración panegírica con una breve descripción de la fiesta que celebró... a St Toribio... Mogrovejo... su Real Congregación nacional el día de la fiesta 27.4.1730 (Lorenzo Fco. Mojados. Madrid 1730).

En el texto de aprobación de la publicación de este, Fr. Juan de San Antonio se detiene a analizar un aspecto que quiero destacar: por qué esta congregación elige a santo Toribio como patrono de los naturales de los reinos de Castilla y de León. El escritor sagrado se retrotrae al consejo del Libro de Job según el cual había que escoger un santo por patrón para convertirse a él y en su intercesión hallase patrocinio y defensa constantes. Cita a Domingo de Guzmán por su excelsitud doctrinal, Teresa de Jesús la mística, un mártir como san Marcelo o san Juan de Prado, además de Juan de la Cruz y Juan de Sahagún. Y concluye: "Mas con altísima providencia de Dios se robó las atenciones todas, quien por voto universal de los naturales de los reinos de Castilla y León, fue el escogido para único titular y patrón de su nueva congregación erigida en la Corte de nuestros católicos Reyes"(Ibídem).

Estamos en vísperas de celebrar el tercer centenario de la canonización de Santo Toribio Mogrovejo. Tanto su patria natal, Mayorga, con su diócesis de Valladolid, así como la villa que le vio morir, Zaña, y su diócesis de Chiclayo, la del Papa León XIV, se han puesto en marcha para vivir un gozoso jubileo. Que sirva para rescatar la memoria de este gigante padre de América, apasionado misionero universal desde el latido de la iglesia local. 

Foto: Retablo de la Catedral Castrense de Madrid

miércoles, junio 18, 2025

Iglesia en Perú celebrará año jubilar en honor a Santo Toribio de Mogrovejo, a 300 años de su canonización

EL MEJOR TRABAJO SOBRE LA CANONIZACIÓN DE SANTO TORIBIO SE PUEDE DESCARGAR del artículo de mi gran amigo y maestro CAMPOS Y FERNÁNDEZ DE SEVILLA, Javier "El doctorado de la santidad. El Colegio Mayor de Oviedo de la Universidad de Salamanca festeja la canonización de su antiguo alumno Toribio de Mogrovejo" Libro de Visitas de Santo Toribio Mogrovejo (1593-1605). EY, Lima, 2024. pp.98-156 https://perucatolico.com/descarga-gratis-libro-de.../

Iglesia en Perú celebrará año jubilar en honor a Santo Toribio de Mogrovejo, a 300 años de su canonización

Santo Toribio de Mogrovejo.Diego López MarinaPor Diego López Marina17 de junio de 202505:20 p. m.A partir del 10 de diciembre de 2025, la Iglesia en Perú vivirá un año jubilar en honor a Santo Toribio de Mogrovejo, conmemorando los 300 años de su canonización, con la intención de reavivar el fuego misionero de este gran evangelizador en el Perú y América Latina. Así lo explicó el sacerdote misionero David Farfán Guerrero, párroco del templo de Santo Toribio en Zaña —localidad en Chiclayo, Perú, donde falleció el santo—, en una entrevista concedida a EWTN Noticias Para el P. Farfán, celebrar este jubileo, que se prolongará hasta diciembre de 2026, no sólo es un acto para recordar la vida de este gran santo, sino una oportunidad para renovar la vida pastoral en el Perú y Latinoamérica. "Hay varias razones importantes", aseguró. "La primera es que él es el patrono del episcopado latinoamericano y del Caribe, pero también por la realidad misma que vivió Santo Toribio. Él accede al pedido de Felipe II, el rey de España, para venir en un momento muy coyuntural de la historia peruana, en el que el pueblo de Dios necesitaba un pastor", relató en la entrevista. Toribio de Mogrovejo, abogado y laico español en el momento de su elección, fue nombrado arzobispo por el rey Felipe II, precisamente por su gran prestigio y profundo sentido de justicia. "Él no era clero ni sacerdote, era un laico que fue invitado por el rey a consagrarse y venir al Perú. Aun era un hombre muy joven y de gran prestigio. Había resuelto casos eclesiásticos y también en el orden civil, y era un católico ferviente", explicó el P. Farfán. Una vez consagrado obispo, Toribio transformó la vida eclesial del virreinato del Perú. No sólo recorrió a pie su vastísima arquidiócesis —cuando aún no existían las estructuras parroquiales como hoy—, sino que impulsó el primer seminario mayor del continente, promovió la catequesis en lenguas originarias y sentó las bases de una Iglesia verdaderamente misionera. "Un obispo a pie que estaba junto a cada lugar, sin dejar a nadie desatendido", resaltó el P. Farfán. "Como muchos de los misioneros —incluyendo al Papa León XIV—, se volvió más peruano que muchos peruanos, y así llevó el Evangelio". El sacerdote también destacó su visión sinodal, que lo llevó a organizar importantes concilios y a descentralizar el gobierno pastoral para llegar a las regiones más alejadas. "Toribio se dio cuenta de que la Iglesia es una, y que como una necesita de todos, un sólo Cuerpo. Por eso trabajó en los sínodos que él promovió, descentralizando el poder hacia regiones más lejanas de Lima", relata.  Gran misa campal y obras en ZañaEl año jubilar comenzará oficialmente con una gran misa campal el 13 de diciembre de 2025 en la localidad chiclayana de Zaña, en la que se espera la participación de más de 15.000 fieles, además de obispos, sacerdotes de todo el país y el nuncio apostólico en representación del Papa León XIV. "Ese día se celebrará una gran misa campal [...] Hay muchísima expectativa, pues el recordar a aquel gran evangelizador de toda esta región permitirá que nosotros también renovemos el fuego apostólico que nos motiva a llevar el evangelio en nuestros tiempos", afirmó el P. Farfán.En paralelo, el gobierno regional y otras autoridades civiles están colaborando con la ampliación del Santuario de Santo Toribio en Zaña, para estar preparados para el evento."Hay que ir a contrarreloj, pero confiamos en que el 13 de diciembre contaremos con esta estructura. Así lo ha prometido el gobierno regional, que trabaja junto a nosotros para que eso pueda hacerse realidad", indicó el sacerdote.Finalmente, el P. Farfán hizo un llamado a las autoridades y a toda la Iglesia a unirse en torno a esta celebración. "Sé que el Santo Padre estará feliz si el guía espiritual tiene el reconocimiento debido. El año jubilar toribiano es una prioridad", concluyó.

https://www.aciprensa.com/noticias/114427/ano-jubilar-en-peru-por-los-300-anos-de-la-canonizacion-de-santo-toribio-de-mogrovejo?fbclid=IwY2xjawK_TFhleHRuA2FlbQIxMQBicmlkETBwOXBCdW13NUZoVVNyM0xaAR7oI_5Ri_Ea29B_lEmvIlw1fQWofi3sPMhCxAJmlUFdackEww8FzPG9c3JRoQ_aem_e4FICK7Oxo6mf78OCWvUmQ


sábado, junio 07, 2025

SAN TORIBIO ALFONSO DE MOGROVEJO en la web: ttps://cristianocatolico.wixsite.com/misitio

https://cristianocatolico.wixsite.com/misitio/san-toribio-alfonso-de-mogrovejo

San Toribio Alfonso de Mogrovejo (1538-1606)

Arzobispo de Lima, Perú, "Santo Padre de América"

Fiesta: 23 de marzo

"Al único que es necesario siempre tener contento es a Nuestro Señor".

 "Nuestro gran tesoro es el momento presente. Tenemos que aprovecharlo para ganarnos con él la vida eterna. El Señor Dios nos tomará estricta cuenta del modo como hemos empleado nuestro tiempo".

SAN TORIBIO ALFONSO DE MOGROVEJO

Nació en Mayorga, España, en 1538. Los datos acerca de este Arzobispo, personaje excepcional en la historia de Sur América, producen asombro y maravilla. Los historiadores dicen que Santo Toribio fue uno de los regalos más valiosos que España le envió a América. Las gentes lo llamaban un nuevo San Ambrosio, y el Papa Benedicto XIV dijo de él que era sumamente parecido en sus actuaciones a San Carlos Borromeo, el famoso Arzobispo de Milán. Toribio era graduado en derecho, y había sido nombrado Presidente del Tribunal de Granada (España) cuando el emperador Felipe II al conocer sus grandes cualidades le propuso al Sumo Pontífice para que lo nombrara Arzobispo de Lima. Roma aceptó y envió en nombramiento, pero Toribio tenía mucho temor a aceptar. Después de tres meses de dudas y vacilaciones aceptó. El Arzobispo que lo iba a ordenar de sacerdote le propuso darle todas las órdenes menores en un solo día, pero él prefirió que le fueran confiriendo una orden cada semana, para así irse preparando debidamente a recibirlas.

En 1581 llegó Toribio a Lima como Arzobispo. Su arquidiócesis tenía dominio sobre Perú, Ecuador, Colombia, Venezuela, Bolivia, Chile y parte de Argentina. Medía cinco mil kilómetros de longitud, y en ella había toda clase de climas y altitudes. Abarcaba más de seis millones de kilómetros cuadrados. Al llegar a Lima Santo Toribio tenía 42 años y se dedicó con todas sus energías a lograr el progreso espiritual de sus súbditos. La ciudad estaba en una grave situación de decadencia espiritual. Los conquistadores cometían muchos abusos y los sacerdotes no se atrevían a corregirlos. Muchos para excusarse del mal que estaban haciendo, decían que esa era la costumbre. El arzobispo les respondió que Cristo es verdad y no costumbre. Y empezó a atacar fuertemente todos los vicios y escándalos. A los pecadores públicos los reprendía fuertemente, aunque estuvieran en altísimos puestos.

Las medidas enérgicas que tomó contra los abusos que se cometían, le atrajeron muchos persecuciones y atroces calumnias. El callaba y ofrecía todo por amor a Dios, exclamando, "Al único que es necesario siempre tener contento es a Nuestro Señor". Tres veces visitó completamente su inmensa arquidiócesis de Lima. En la primera vez gastó siete años recorriéndola. En la segunda vez duró cinco años y en la tercera empleó cuatro años. La mayor parte del recorrido era a pie. A veces en mula, por caminos casi intransitables, pasando de climas terriblemente fríos a climas ardientes. Eran viajes para destruir la salud del más fuerte. Muchísimas noches tuvo que pasar a la intemperie o en ranchos miserabilísmos, durmiendo en el puro suelo. Los preferidos de sus visitas eran los indios y los negros, especialmente los más pobres, los más ignorantes y los enfermos. Logró la conversión de un enorme número de indios. Cuando iba de visita pastoral viajaba siempre rezando. Al llegar a cualquier sitio su primera visita era al templo. Reunía a los indios y les hablaba por horas y horas en el idioma de ellos que se había preocupado por aprender muy bien. Aunque en la mayor parte de los sitios que visitaba no había ni siquiera las más elementales comodidades, en cada pueblo se quedaba varios días instruyendo a los nativos, bautizando y confirmando.

Celebraba la misa con gran fervor, y varias veces vieron los acompañantes que mientras rezaba se le llenaba el rostro de resplandores.

Santo Toribio recorrió unos 40,000 kilómetros visitando y ayudando a sus fieles. Pasó por caminos jamás transitados, llegando hasta tribus que nunca habían visto un hombre blanco. Al final de su vida envió una relación al rey contándole que había administrado el sacramento de la confirmación a más de 800,000 personas. Una vez una tribu muy guerrera salió a su encuentro en son de batalla, pero al ver al arzobispo tan venerable y amable cayeron todos de rodillas ante él y le atendieron con gran respeto las enseñanzas que les daba. Santo Toribio se propuso reunir a los sacerdotes y obispos de América en Sínodos o reuniones generales para dar leyes acerca del comportamiento que deben tener los católicos. Cada dos años reunía a todo el clero de la diócesis para un Sínodo y cada siete años a los de las diócesis vecinas. Y en estas reuniones se daban leyes severas y a diferencia de otras veces en que se hacían leyes pero no se cumplían, en los Sínodos dirigidos por Santo Toribio, las leyes se hacían y se cumplían, porque él estaba siempre vigilante para hacerlas cumplir. Nuestro santo era un gran trabajador. Desde muy de madrugada ya estaba levantado y repetía frecuentemente: "Nuestro gran tesoro es el momento presente. Tenemos que aprovecharlo para ganarnos con él la vida eterna. El Señor Dios nos tomará estricta cuenta del modo como hemos empleado nuestro tiempo".

Fundó el primer seminario de América. Insistió y obtuvo que los religiosos aceptaran parroquias en sitios supremamente pobres. Casi duplicó el número de parroquias o centros de evangelización en su arquidiócesis. Cuando él llegó había 150 y cuando murió ya existían 250 parroquias en su territorio. Su generosidad lo llevaba a repartir a los pobres todo lo que poseía. Un día al regalarle sus camisas a un necesitado le recomendó: "Váyase rapidito, no sea que llegue mi hermana y no permita que Ud. se lleve la ropa que tengo para cambiarme". Cuando llegó una terrible epidemia gastó sus bienes en socorrer a los enfermos, y él mismo recorrió las calles acompañado de una gran multitud llevando en sus manos un gran crucifijo y rezándole con los ojos fijos en la cruz, pidiendo a Dios misericordia y salud para todos. El 23 de marzo de 1606, un Jueves Santo, murió en una capillita de los indios, en una lejana región, donde estaba predicando y confirmando a los indígenas. Estaba a 440 kilómetros de Lima. Cuando se sintió enfermo prometió a sus acompañantes que le daría un premio al primero que le trajera la noticia de que ya se iba a morir. Y repetía aquellas palabras de San Pablo: "Deseo verme libre de las ataduras de este cuerpo y quedar en libertad para ir a encontrarme con Jesucristo".

Las medidas enérgicas que tomó contra los abusos que se cometían, le atrajeron muchos persecuciones y atroces calumnias. El callaba y ofrecía todo por amor a Dios, exclamando, "Al único que es necesario siempre tener contento es a Nuestro Señor". Tres veces visitó completamente su inmensa arquidiócesis de Lima. En la primera vez gastó siete años recorriéndola. En la segunda vez duró cinco años y en la tercera empleó cuatro años. La mayor parte del recorrido era a pie. A veces en mula, por caminos casi intransitables, pasando de climas terriblemente fríos a climas ardientes. Eran viajes para destruir la salud del más fuerte. Muchísimas noches tuvo que pasar a la intemperie o en ranchos miserabilísimos, durmiendo en el puro suelo. Los preferidos de sus visitas eran los indios y los negros, especialmente los más pobres, los más ignorantes y los enfermos. Logró la conversión de un enorme número de indios. Cuando iba de visita pastoral viajaba siempre rezando. Al llegar a cualquier sitio su primera visita era al templo. Reunía a los indios y les hablaba por horas y horas en el idioma de ellos que se había preocupado por aprender muy bien. Aunque en la mayor parte de los sitios que visitaba no había ni siquiera las más elementales comodidades, en cada pueblo se quedaba varios días instruyendo a los nativos, bautizando y confirmando.

Fuente: EWTN

jueves, junio 05, 2025

ARA DE ALTAR EN QUE CELEBRÓ MISA SANTO TORIBIO MOGROVEJO

ARA DE ALTAR EN QUE CELEBRÓ MISA SANTO TORIBIO

 

            Uno de los días del mes de agosto del 2000, con ocasión de preparar uno de los muchos actos jubilares, apareció entre los objetos custodiados en la Catedral una singular reliquia vinculada con Santo Toribio. La preciada reliquia corresponde al ara del altar sobre la que celebró muchas veces la Santa Misa el segundo arzobispo de Lima, Santo Toribio Alfonso Mogrovejo. Desde el cristianismo primitivo había diversos  tipos de altares: fijo adosado, fijo arcosolio y portátiles. Este último correspondía a una piedra llamada ara, cuadrilátera, capaz de contener el cáliz y la hostia y puede ser trasladada de una parte a otra.

            Precisa su primer biógrafo A. León Pinelo el esmerado cuidado puesto en atender las iglesias: "Y en muchas de españoles puso sagrarios que no los había y en algunas de indios en que le parecía que había seguridad y posibilidad para sustentar lámparas y estar con decencia" (Vida 1906, p.70).

            Tal hecho se confirma en el Diario de la Visita:

[70v]El pueblo de Contumasa visitó el dicho Licenciado Martín Vásquez y halló haber 151 indios tributarios y 110 reservados y 782 de confesión y ánimas 914. Es cura de este pueblo y de el de arriba el Padre Fray Diego de Madrigal de la orden de (en blanco),

[71] tiene el hospital de este pueblo 30 cabezas de ganado; tiene de sínodo 270 pesos ensayados, lo cual pareció por la revisita. Cuando Su Señoría visitó este pueblo que fue por 25 de enero de 97 años, consagró en él 48 aras y confirmó la gente que va declarada.

 

Sabemos por propio testimonio del Presbítero Matías Maestro que en 1770 llegó a sus manos "por rara casualidad" y que fue llevada a Madrid por el Excmo. Sr. Arzobispo de Lima Bartolomé de las Heras. A la muerte del Prelado en el convento de la Trinidad de Madrid, el 22 de enero de 1822, pasó a manos de D. Juan Manuel Goyeneche, Conde de Guaqui, quien la envió a su hermano, el Sr. D. José Sebastián de Goyeneche, obispo de Arequipa.

Éste es el texto completo que figura en una tablilla cubierta con basta tela:

En esta Santa Ara, según tradición bien fundada, y antigua, dijo muchas veces Misa el Señor Santo Toribio y por esta moralidad tan recomendable es del mayor aprecio esta recomendable alhaja, que vino a mi poder por una rara causalidad. Año de 1770. Matías Maestro.

Esta ara la trajo a Madrid el Excmo. Sr. D. Bartolomé de las Heras, arzobispo de Lima, que murió en el convento de la Trinidad en 27 de enero de 1822, dejando por su testamentario al Excmo. Sr. Conde de Guaqui, Teniente General de los Reales Ejércitos y este la envió al Excmo. Sr. D. José Sebastián de Goyeneche, obispo de Arequipa su hermano.

Por testimonio del Deán de la Catedral de Arequipa, Doctor Juan Gualberto Valdivia, 29 de mayo de 1844, sabemos que el Arzobispo Goyeneche tenía en la Ciudad Blanca una casulla [hoy en la Capilla de Santo Toribio de esta Catedral de Lima] y el pectoral de Santo Toribio. Así pude verlo con sorpresa en la Biblioteca del Convento de La Merced de Arequipa. Como se sabe, el célebre Deán profesó en esta orden en 1816 y se exclaustró en 1826, llevando una dinámica existencia en el mundo de la política, la educación y la iglesia. Uno de los libros de su pertenencia y donado al convento en el que vivió una década es El Sol del Nuevo Mundo. Ideado y compuesto en las esclarecidas operaciones del Bienaventurado Toribio, Arzobispo de Lima escrito por el Dr. D. Fco. Antonio de Montalvo. Roma, Imprenta de A. Bernuevo, 1683. Pues bien, tal como era su costumbre, en la primera página figura este texto manuscrito comentario personal:

"Obra muy importante que debe leerla todo peruano, especialmente literato. Arequipa, 29 de mayo de 1844. Del Doctor Juan Gualberto Valdivia, presbítero. Aviso. El Obispo Goyeneche tiene, y yo he visto, una casulla de Santo Toribio y su pectoral que de España se las mandó el Ilmo. Sr. Goyeneche, que había sido albacea del [sic] Heras, quien como arzobispo se había llevado de Lima esas reli­quias. Dr. Valdivia."

En este mismo convento se guarda una detallada carta del Conde de Guaqui, Juan Manuel Goyeneche, hombre fuerte y de la máxima confianza del Virrey Abascal, quien, desde Madrid, el 29 de noviembre de 1824, escribe a su hermano José Sebastián Goyeneche (40 años obispo de Arequipa y durante 11, arzobispo de Lima) donde, entre muchas noticias, le indica que

"también te llevará la Esposa y Pectoral de Santo Toribio, con una buena cadena de oro que yo le he puesto; irá en su cajita de poco volumen y queda aún el ara y casulla que son de volumen e irán en otra ocasión, así como los tulipanes de brillantes de Mariquita que aguardo el resultado entre Bolívar y Canterac para enviarlos y los llevará Valle que está nombrado Comandante del Resguardo de Lima".

Al ser nombrado José Sebastián, Arzobispo de Lima, trajo consigo las preciadas reliquias a la Ciudad de los Reyes y a su muerte pasaron a sus sobrinos, los cuales las donaron al Cabildo Catedralicio; así figura en las cartas adjuntas de Mons. M. Tovar y Juan M. de Goyeneche y Gamio, en el Archivo de la Catedral de Lima, Sección "Correspondencia, XIII, 1897-1900":

Reliquias de Santo Toribio Alfonso de Mogrovejo. Carta de Mons. Tovar, arzobispo de Lima, dirigida al Deán de la Catedral

Lima, diciembre 11 de 1899

Ilmo. Señor Deán y V. Capítulo Metropolitano:

Tengo la satisfacción de ofrecer al Venerable Capítulo Metropolitano dos preciosas reliquias de mi gloriosos Predecesor Santo Toribio A. de Mogrovejo para que las conserve perfectamente y dis­ponga que sean colocadas y custodiadas en la forma que estime más decorosa y conveniente.

Estas reliquias son: una piedra consagrada y un ornamento rojo de uso y propiedad del Santo Arzobispo como se comprueba por una venerable y constante tradición confirmada por el oficio que se sirvió dirigirme el Excmo. Sr. Ministro del Perú ante la Santa Sede que acompaño original para que se converse en el archivo de esta Santa Iglesia.

Me es grato con este motivo renovar a Usted y al V. Capítulo el testimonio de mi distinguida consideración. Dios guíe a Vuestra Ilustrísima

+ Manuel, Arzobispo de Lima

......................................................................................................................................................

París: julio 31 de 1899

Al Ilmo. y Rvdo. Sr. Dr. D. Manuel Tovar, Arzobispo de Lima:

Ilmo. y Rev. Señor:

Mis hermanos Doña Carmen, doña María Josefa, don José Sebastián y yo, heredamos de nuestro difunto tío el Excmo. e Ilmo. Sr. Dr. D. José Sebastián Goyeneche y Barreda una casulla de ter­ciopelo colorado y el ara con que Santo Toribio de Mogrovejo celebraba el Santo Sacrificio de la Misa, hemos decidido hacer ofrenda de estos objetos sagrados a la catedral de Lima para que se conserven en ella como recuerdo de nuestro citado, amadísimo tío, y cesión nuestra a la Iglesia Metropolitana que por tantos años gobernó como arzobispo de ella y hoy V.Y. R. rige tan digna­mente.

La autenticidad de esas venerables reliquias consta de los papeles y cesión que de ellas hizo al entonces obispo de Arequipa, su hermano y nuestro tío, el General de los Ejércitos españoles Don. José Manuel de Goyeneche, Conde de Guaqui, quien las compró en Madrid de la testamentaría del Ilmo. Sr. Dr. Bartolomé de las Heras, último arzobispo que fue del virreinato del Perú.

Al ofrecerlas hoy nosotros a esa catedral en las que floreció el gran santo que la iglesia universal venera en los altares y es con Santa Rosa la gloria más pura del Perú, creemos que V.Y.R. tendrá grandísima satisfacción al recibir joyas como ésta de tan inapreciable mérito y valor para que se guarden y custodien perpetuamente en su catedral a la vista y veneración de los fieles.

Dígnese V.Y.V. concedernos su sagrada bendición y aceptar las respetuosas consideraciones con las que a nombre de mis hermanos y al mío, tengo el alto honor de suscribirme de V.Y.R. su atento amigo y humilde servidor, que B.S.S.M.

Juan M. de Goyeneche y Gamio. (Contestado en París, el 1 de agosto de 1899)"

                                                                                                     José Antonio Benito Rodríguez

 

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