SEGUNDO ARZOBISPO DE LIMA. EL GLORIOSO SANTO TORIBIO en 1873
El glorioso Santo Toribio entró en Lima el año de 1581. Quinto en el orden de los prelados, si empezamos a contar desde el señor Luque, y el segundo en la serie de Arzobispos que han gobernado la Iglesia: y con su feliz entrada en el Perú sucedió lo que en el cielo al amanecer el día, cuando con la vista del sol y la hermosura de sus rayos se apagan las luces de los más bellos luceros que alumbraron la noche:
Et jam prima novo spargebat lumine terras Tithoni croceum linquens Aurora cubile; Jam sole infuso, jam rebus luce retectis, Aeneida, IX, v. 459) "Y ya la primera luz se extendía por las tierras de Tithonus, dejando la cruz de Aurora en" su lecho; Ya infundido con el sol, ya expuesto a la luz"
Gobernó veinte y cuatro años y diez meses; y murió de edad de sesenta y ocho. Antes de entrar EN Lima, remitió sus poderes para que en su nombre se tomase la posesión de su iglesia, como parece por este instrumento:
"En la ciudad de Los Reyes, lunes 24 de abril de 1581, estando juntos en su cabildo los señores don Bartolomé Martínez, arcediano, Juan Lozano, Bartolomé Leonel, Cristóbal Medel, Cristóbal de León, canónigos: pareció presente el ilustre señor Licenciado Antonio Gutiérrez de Ulloa, inquisidor apostólico en este rei8no e hizo presentación de un poder del Ilustrísimo y Reverendísimo señor don Toribio Alfonso Mogrovejo, arzobispo de esta ciudad y de dos bulas de Nuestro Muy santo Padre Gregorio XIII en que lo creaba y nombraba por Arzobispo de esta dicha ciudad y pidió en su virtud la posesión de dicho Arzobispado. Y vistas con el dicho poder por el dicho cabildo. Sede vacante, le dieron la posesión a dicho señor Inquisidor, trayéndolo al coro de dicha santa Iglesia, donde el dicho señor Arcediano le sentó en la silla arzobispal, en señal de posesión por el dicho señor Arzobispo, e hizo9 otros actos de talo posesión como toco constaba de los autos fechos en dicha razón, siendo testigos el Dr. Juan de la Roca, Proviso, y el Dr. Antonio de Molina y Bachiller Ramírez. Pasó ante mí. Francisco Alarcón, secretario".
Esta sola mitra bastara para blasón de tan dichosa genealogía, cuando le dio ella toda la gloria y puso en su escudo en campo azul todo el cielo que lo había conquistado. Dejó con sus virtudes heroicas, en todo el Perú, mejoradas las fragancias de la Arabia, y sobre cada picacho de sus nevadas sierras quedó pendiente un milagro. Llenó el cielo de almas, conservó la paz, defendió sus fueros, dio leyes eclesiásticas en sus concilios a todo el reino, inmortalizó su fama y dejó en el templo de Dios gigante estatua. Navegó la victoriosa nave eclesiástica en mares pacíficos, sueltas las velas a soplos suaves del espíritu santo. Era el báculo arzobispal, en manos de Toribio, timón fuerte para la más deshecha borrasca, coronada de rosas y conductora de innumerables predestinados a su patria. La rosa peruana, portento de santidad y penitencia, capitaneaba el coro de las vírgenes y otros varones santos iban seguros a la vigilancia del piloto. Dichosa tú mil veces, Iglesia de Lima, templo de santos: vaticana de sabios, delicias del cielo: coro de ángeles, palacio de prelados insignes: trono de Toribio, cielo de luceros, vía láctea de innumerables menudas estrellas, gózate con tal padre y pastor como Toribio y de su admirable patrocinio, espera tus aumentos y tus dichas. Galanas plumas y volúmenes grandes se emplearon en escribir su vida que recopiló en una sola palabra Benedicto XIII Pontífice Sumo cuando le invocó Santo, recogiendo todas las luces del Sol en un diamante.
[…] por muerte del glorioso Santo Toribio, Su Majestad nombró por Arzobispo de Lima al Ilustrísimo señor Don Fray Luis López de Solís, que lo era de las Charca, pero que poco después llegó también la noticia de su muerte a Madrid. Fue el Ilustrísimo señor Don Fray Luis López, varón santo y ejemplar de perfectos prelados, así en lso claustros de su religión agustiniana, como en las iglesias donde fue mitrado; sus letras fueron de las más célebres que ha tenido en la cátedra de vísperas de Teología que leyó y regentó en propiedad; gobernó de provincial en dos distintos capítulos en que fue electo, su provincia de Lima consiguiendo su virtud y prendas el común concepto con que le juzgaron digno de las mitras de los obispados del Paraguay y de Quito y de los arzobispados de las Charcas y Lima.
Lo particular de este Prelado que se guarda entre los papeles del Archivo Eclesiástico de lima es haber devuelto el año de 1585, siendo Provincial, todas las doctrinas que tenía su Religión al Arzobispado: expresando en el Memorial que presentó al Excmo. Señor virrey conde del Villar, como a vicepatrón real, lo conveniente que era a su religión el dejar las doctrinas a lso señores obispos para que loas provean en clérigos, pues había bastante copia de ellos; y que los religiosos observarían mejor su instituto en la clausura de sus conventos, cumpliendo con los votos a que eran obligados y no distraídos y hechos propietarios con manejo de hacienda, y extrañamiento de las costumbres religiosas. Concluidas las diligencias que parecerían necesarias, en este arzobispado de Lima, renunció las doctrinas de la provincia de Conchucos y las proveyó el ordinario en clérigos, como se ve en los autos originales firmados, no solo del R.P. Provincial sino de su grave y circunstanciado Definitorio, que manifiestan el desinterés y celo con que tan esclarecida religión no tiene otro objeto que el de su observancia y mayor honra y gloria de Dios. [1].
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