Señor de los Milagros
Este santuario fue levantado en memoria del prodigioso acontecimiento de 1651. En aquel entonces Lima vivió un fuerte terremoto; cayeron casi todos los edificios, tan sólo quedó enhiesto el muro en el que años atrás un afroperuano había pintado la imagen del Señor Jesús. El célebre decimista peruano Nicomedes Santa Cruz lo expresó de forma definitiva:
¿Qué pintor te puso en cruz
para que nunca te borres?
Cayeron las altas torres
Y quedó tu imagen sola
Pintada por ese angola
Que vio Fray Martín de Porres.
Desde entonces, todo ha ido creciendo en fervor. Sebastián de Antuñano, vizcaíno afincado en Perú, donó su terreno para levantar el actual templo y se consagró por entero al cuidado y propagación de su culto. Lo mismo hicieron Antonia de Maldonado y Josefa de la Providencia, pilares de las actuales Madres Carmelitas Nazarenas. Se habla de la procesión más larga de América, del símbolo emblemático de la identidad peruana dentro y fuera de la patria, de expresión cultural afroperuana, cuaresma limeña, del gran misionero de Lima, aglutinante de los peruanos migrantes, de la mayor fuente de trabajo para los informales de octubre, del principal estandarte religioso de los mega eventos católicos.
Aquí también –en el templo- está una imagen de Santo Toribio, acompañado de los otros santos peruanos. En el Museo hemos encontrado un pequeño lienzo que les presentamos.
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