Santo Toribio de Mogrovejo: Un seglar Arzobispo de Lima, eterno peregrino de los Andes
Aunque los de Villaquejida dicen que Santo Toribio de Mogrovejo es de su pueblo, Toribio Alfonso nació en 1538 en Mayorga de Campos (Valladolid) y murió en Saña en 1606.
Hijo del regidor de Mayorga y de Ana de Robles, natural de Villaquejida. De una forma sencilla cabría resumir la vida de Toribio de Mogrovejo en sus múltiples facetas, como arzobispo, canonista, misionero, organizador de la iglesia de América del Sur, defensor de los derechos de los indígenas, hombre batallador, íntegro y santo.
Después de graduarse bachiller en Valladolid, estudió teología y derecho en Salamanca. Permaneció con su tío en la Universidad de Coimbra, antes de obtener beca en el Colegio Mayor Máximo de San Salvador de la Ciudad del Tormes.
Inquisidor en Granada y Presidente del Santo Oficio, su preparación como letrado y canonista emularon su espíritu conciliador y pacifista. Fue propuesto para el arzobispado de Lima, a pesar de no haber recibido todavía las órdenes sagradas. No aceptó de momento tan altas responsabilidades, pero la insistencia de Felipe II logró convencer al andariego arzobispo, quien recibió en tres domingos sucesivos dichas órdenes.
Consagrado obispo por el arzobispo de Sevilla en 1580, llegó a Lima en mayo del año siguiente. En 1582 celebró un congreso provincial límense que tuvo una enorme importancia. En él se sentaron las bases de la organización eclesiástica de la provincia, se corrigieron abusos de los encomenderos y se tradujo el catecismo a las lenguas indígenas, en las cuales debía realizarse la predicación.
Se acordó la fundación de seminarios en todas las diócesis, estableciéndose el primero en Lima. Su extensísima diócesis, unos 1.000 Km de larga por 300 de ancha y atravesada por los Andes, soportaba gran variedad de climas. Su arzobispado era la capital religiosa de casi toda América del Sur. Tan difícil geografía resultaba grata a este hombre de Tierra de Campos, que apenas paraba en su sede de Lima, recorriendo incansable la dispar geografía andina.
Realizó tres visitas a su extensísima diócesis, recorriendo los más inhóspitos lugares. El recio e inflexible castellano-leonés tuvo roces con las autoridades civiles del virreinato, pues siempre defendió la libertad de la iglesia frente al poder civil. Pero Toribio de Mogrovejo que conocía bien las universidades de Valladolid, Salamanca y Coimbra fundó dos Colegios Mayores, anejos a la Universidad de Lima y con los privilegios y facultades de las universidades castellano-leonesas.
La cátedra de lenguas autóctonas (quechua y aymará) dará a conocer éstas en la universidad limeña a todos los que deban instruir a los indígenas. Su dominio del quechua hizo más fructífera su gran labor en pro del indigenismo, la iglesia y la cultura. (pp.200-201)
"RELIGIOSOS CASTELLANOS-LEONESES EN LA COLONIZACIÓN DE AMÉRICA" pp.197-203
EUFEMIO LORENZO SANZ
http://bibliotecadigital.jcyl.es/i18n/catalogo_imagenes/grupo.cmd?path=10120189
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