ALTAR DEDICADO A SANTO TORIBIO DE MOGROVEJO EN LA CAPILLA DE NUESTRA SEÑORA DE LORETO DE LA IGLESIA PARROQUIAL DE SAN VICENTE MÁRTIR DE REVILLA DE CAMPOS (PALENCIA) Alfredo Blanco del Val[1]
Revilla de Campos[2] es una localidad palentina de la comarca de Tierra de Campos, situada a 749 metros sobre el nivel del mar, que se encuentra a 19 km al oeste de la ciudad de Palencia; limita al norte con Palencia, al este con Villamartín de Campos, al sureste con Autilla del Pino, al suroeste con Pedraza de Campos y al oeste con Baquerín de Campos. El topónimo de Revilla, que ya era citado en el siglo X como Ripiella, proviene del diminutivo de ripa en latín, un hidrotopónimo que se traduce en castellano como riba o ribera, o lo que es lo mismo "orilla de un río". Posteriormente, en el siglo XV se habla de la villa de Rebiella como perteneciente a la Merindad de Campos.Pese a su cercanía a la capital de la provincia, su población ha ido disminuyendo de forma progresiva a lo largo de mediados del siglo XX, motivo por el cual desde el año 1981 Revilla de Campos se integra en el municipio de Villamartín de Campos. Según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), la población del padrón continuo por unidad poblacional a 01 de enero de 2021 en Revilla de Campos, está formada por un total de 6 personas, 4 hombres y 2 mujeres. En el momento actual solamente una de sus calles se encuentra urbanizada, lo que no es impedimento para que exista en el pueblo una vivienda de uso turístico y un pequeño negocio dedicado al carbón y la leña. Esta pequeña localidad cuenta con una magnífica iglesia parroquial dedicada a San Vicente Mártir, que cuenta con un ábside del siglo XV como así lo atestiguan los escudos en él existentes pertenecientes a los López de Haro y los Velasco, señores que fueron de la villa, y una torre medieval de la misma época. Su cuerpo principal se construyó en el siglo XVIII, al igual que su capilla privada dedicada a Nuestra Señora de Loreto. Actualmente la parroquia se haya cerrada al culto dado el estado de ruina y colapso inminente en que se encuentra su torre medieval, y otras deficiencias que presenta el edificio. La torre desde principios del año 2000 ha ido perdiendo progresivamente su techumbre, apareciendo inquietantes grietas en sus paredes de piedra y ladrillo. Hasta el momento actual, ni su dueño, ni ninguna institución local, provincial ni regional, han mostrado interés alguno por evitar su inminente ruina. En el lado del Evangelio, se encuentra la puerta de entrada a la Capilla de Nuestra Señora de Loreto. Se trata de una estupenda construcción octogonal mandada levantar por don Vicente Trigueros de Monroy, siendo canónigo doctoral de la Iglesia Catedral de Cuenca. Según el contrato que figura descrito en el acta notarial firmada ante el escribano don Pedro Muñoz, fue el arquitecto don Manuel Godoy, mano derecha del gran arquitecto de la ilustración española don Ventura Rodríguez en la ciudad de Valladolid. Las obras de la capilla se iniciaron a finales de 1762, estando concluida a mediados de 1764, contando ya con el beneplácito del obispo de Palencia en ese momento, don Andrés de Bustamante García. Se trata de una capilla funeraria, pues en ella fueron enterrados los padres del titular, no así su benefactor, don Vicente Trigueros de Monroy, que fue enterrado frente al trasparente de San Julián, en la girola de Iglesia Catedral de Cuenca. Es importante destacar en este punto, que sólo por la importancia de esta capilla y su historia, sería suficiente para evitar la ruina de todo el edificio dedicado a San Vicente.
Esta capilla, aparte de una cúpula policromada coronada por una linterna, cuenta con tres altares. El altar mayor está dedicado la Virgen de Loreto, cuya imagen fue sustraída del templo, en uno de los numerosos robos que ha sufrido la parroquia. Los otros dos altares laterales están dedicados a dos santos españoles, alumnos notables de dos ilustres colegios mayores universitarios. En el lado del Evangelio está el altar dedicado a santo Tomás de Villanueva, colegial mayor del Colegio Mayor de San Ildefonso de Alcalá de Henares. En el lado de la Epístola el otro altar, que en este caso más nos interesa, dedicado a Santo Toribio de Mogrovejo, colegial mayor del Colegio Mayor de San Salvador de Oviedo de la Universidad de Salamanca.
Se trata de un altar con su retablo compuesto por un lienzo de gran tamaño, enmarcado dentro de un magnífico marco dorado rococó. En la pintura podemos reconocer la figura de un varón vestido en hábito negro, alrededor de su cabeza se representa un halo de santidad, mientras tiene su mirada despreocupada en la lectura de un libro que porta abierto en su mano derecha. Al mismo tiempo tiende su mano izquierda ofreciendo un ropaje a un hombre semidesnudo tumbado bocarriba en el suelo que sujeta con su mano izquierda un bastón que termina en una cruz. En la esquina superior derecha del lienzo podemos distinguir una tela azul, y en el cuadrante superior izquierdo hay representados dos angelotes que se miran e iluminan la lectura a este personaje. En el tercio medio de la pintura nos encontramos con una mesa sobre la cual hay varios libros, y sobre ellos descansa una mitra junto con un crucifijo. En el ropaje que cuelga de la mesa se puede apreciar representado el escudo del obispo don Diego de Muros, fundador del Colegio Mayor de San Salvador de Oviedo de la Universidad de Salamanca. Se trata de la cruz roja potentada, el escudo está rodeado por el lema "Crucem sectemur caetera autum lutum putemus" (Sigamos la cruz, pensemos que el resto es barro), enmarcado en oro y timbrado por el capelo forrado en sinople o sombrero eclesiástico de al ancha en verde, guarnecido de dos con cordones laterales que se entrelazan y terminan formando seis borlas, correspondiente al grado de obispo. Se corresponde este escudo con el que preside la entrada a esta capilla. Tras esta descripción, podemos afirmar que el personaje retratado es Santo Toribio de Mogrovejo y Robledo (Mayorga de Campos, Valladolid, 16 de noviembre de 1538– Zaña, Perú, 23 de marzo de 1606), quién también fue colegial mayor en el del Colegio Mayor de San Salvador de Oviedo de la Universidad de Salamanca. Santo Toribio inició en Valladolid sus estudios en Humanidades y Cánones, obtuvo el título de bachiller en Salamanca en el año 1563 y el grado de licenciado le sería otorgado en Santiago de Compostela en 1568 Es también en esta universidad y en la portuguesa de Coímbra, donde estudió Derecho Civil y Eclesiástico, así como Teología. Santo Toribio no llegó a ser doctor, pues fue nombrado de manera repentina, en 1568, inquisidor mayor del Tribunal de Granada. En septiembre de 1580, en Mayorga recibió el diaconado y el sacerdocio y fue consagrado como obispo en Sevilla antes de partir a Lima donde tenía que ocupar el arzobispado, cargo que, con sólo treinta y nueve años, el 16 de marzo de 1579, don Felipe II le había otorgado. Todo lo anterior justifica la representación antes descrita en el lienzo del altar del conjunto formado por los libros, la mitra y el crucifijo en el cuadrante medio izquierdo de la pintura. El santo suele ser representado tendiendo en su mano izquierda, de forma desinteresada, un ropaje hacia un infante semidesnudo, como en nuestro cuadro, y es que son abundantes los testimonios de caridad, entrega y desinterés total por lo material que tenía el mayorgano. Santo Toribio se dedicó con todo su empeño a lograr el progreso espiritual de la población, evitando los abusos que se cometían contra los indios y los negros, especialmente hacia los más pobres, los más ignorantes y los enfermos. Logró la conversión de un enorme número de indios a los que se dirigía durante horas en su idioma que se había preocupado de aprender muy bien. Santo Toribio, falleció el Jueves Santo de 1606. Posteriormente fue beatificado por el papa Inocencio XI en 1679 y fue canonizado por Benedicto XIII en 1726, por lo que en el cuadro está representado con un halo de santidad.
Pero, ¿por qué hay dos altares con dos cuadros dedicados a estos dos colegiales mayores en esta capilla privada?
Por los dos Vicentes, cuyos retratos también se encuentran en la capilla. Uno de ellos, Vicente Trigueros de Monroy, quien costeó la capilla, que fue colegial mayor en el Colegio Mayor de San Salvador de Oviedo en Salamanca, al igual que lo fue Santo Toribio de Mogrovejo. El otro, su tío abuelo, Vicente Díez de Monroy, que estuvo becado y fue colegial mayor en el Colegio Mayor San Ildefonso de Alcalá de Henares, al igual que lo fue Santo Tomás de Villanueva.
Para saber más sobre Revilla de Campos, su Iglesia Parroquial de San Vicente Mártir, la historia de los dos Vicentes y sus otros ilustres vecinos, les recomiendo mi trabajo publicado en 2024 que lleva el título de "Revilla de Campos. Señorío, Marquesado y San Vicente Mártir", disponible en Gráficas Máxtor https://graficasmaxtor.es/portfolio/revilla-de-campos-senorio-marquesado-y-san- vicente-martir/.
Cuadro de Santo Toribio de Mogrovejo. En el altar del lado de la Epístola de la Capilla de Nuestra Señora de Loreto de la Iglesia Parroquial de San Vicente Mártir de Revilla de Campos (Palencia). Fotografía de Alfredo Blanco del Val, publicada en el libro Revilla de Campos. Señorío, Marquesado y San Vicente Mártir.
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