LA PROMOCIÓN INTEGRAL DE LOS AFRODESCENDIENTES DEL PERÚ EN SANTO TORIBIO
Falta un estudio preciso acerca del influjo de Santo Toribio de Mogrovejo en la promoción de los afrodescendientes, morenos o negros peruanos. Lo que está fuera de duda es que sentía un especial afecto por ellos. Desde aquella peregrinación, siendo estudiante de la Universidad de Salamanca, en el año 1571 a Santiago de Compostela en donde una negra al verlos, a él y a su amigo Francisco Contreras, tan necesitados y menesterosos les dio unas monedas, se quedó impresionado por el gesto y desde entonces le encomendó a diario en sus oraciones no permitiendo que nadie de los de su casa les llamara "negros".
Por una carta de Santo Toribio al Rey Felipe II, desde Lima, a 8 de mayo de 1593, se sabe que en Lima hay 3.760 negros y 4.800 españoles y 210 mulatos. En San Sebastián hay 1.170 negros y 32 mulatos y 802 españoles. En Santa Ana hay 1.500 negros y 1.100 españoles, conforme a los padrones de los confesados de los curas, sin los de la parroquia de San Marcelo". Muchos de ellos servían como criados en las casas de los Señores. Santo Toribio quería que fueran catequizados y vivieran una vida cristiana plena.
Por otra carta de Santo Toribio al Rey Felipe II, desde Lima, a 13 de mayo de 1593, conocemos "la mucha necesidad que hay en esta Iglesia Catedral de añadir dos curas de negros y mulatos para que les administren los Sacramentos y los catequicen muy a menudo; y asimismo convendrá añadir otro cura de negros y mulatos en la parroquia de Santa Ana y otro en San Sebastián y otro en San Marcelo, que acudan a lo mismo. Eran varias las causas que preocupaban a Santo Toribio al ver el estado en que llegaban abandonados, en condiciones infrahumanas y, sobre todo, por no estar bautizados. (1593 Los Reyes 13 de Mayo)
En el Tercer Concilio Limense (1583) los obispos con Santo Toribio Mogrovejo como metropolitano apuestan por la promoción del indio, del negro y del mestizo, evitando todo tipo de servidumbre por antinatural como era la carimba. En el caso particular del matrimonio de los afrodescendientes a los que denomina "morenos", vela por su libertad, ordenando:
Los esclavos y morenos, que quieren casar, o están casados, no sean impedidos de sus amos de contraer, ni usar de matrimonio, ni los esclavos ya casados se envíen o lleven o vendan en partes donde por fuerza han de estar ausentes de sus maridos, o mujeres perpetuamente o muy largo tiempo, que no es justo que la ley del matrimonio, que es natural se derogue por la ley de servidumbre, que es humana (II,36)
La historiadora Maribel Arrelucea destaca la importancia de la labor profética de denuncia del prelado Mogrovejo que junto a la de otros juristas y misioneros lograron erradicar la nefasta costumbre de la carimba:
Después venía la carimba, es decir la marca del dueño del esclavo […] De esa manera, un esclavo podía exhibir varias marcas en su cuerpo. Algunas personas alzaron su voz de protesta ante la carimba como el arzobispo Santo Toribio de Mogrovejo, quien exigió su abolición en el Concilio Limense, pero esto recién se haría mediante una Real Cédula dictada en El Escorial, el 4 de noviembre de 1784"[1] "
Zaña es un microcosmos con gente de cuatro continentes: los americanos autóctonos, los europeos desde 1492, los africanos llevados como esclavos a las plantaciones de la caña de azúcar y los chinos desde el S.XIX. Especialmente los afroamericanos profesan un gran cariño por Santo Toribio. Lo corroboran los estudios del sociólogo y antropólogo Luis Rocca Torres:
Santo Toribio es un símbolo para Zaña. Sus pobladores expresan su amor en sus poemas, canciones, décimas y relatos. Luchó denodadamente por la liberación de los negros con medidas muy concretas: quitó la "carimba" (marca con hierro candente), se opuso a la separación de la pareja por motivos laborales...El pueblo de Zaña tiene lazos profundos con Santo Toribio de Mogrovejo, quien pasó los últimos días de su vida en dicha ciudad. Fue protector de los pobres y defendió a negros e indios. [2]
José Antonio Benito (11 diciembre 2025)
P.D. Foto de Zaña y acuarela M. Compañón
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